La terapia de potenciación de la insulina (TPI) es una terapia alternativa contra el cáncer que utiliza la insulina para potenciar los efectos de la quimioterapia y otros medicamentos. Esta terapia fue desarrollada en México por el Dr. Donato Pérez García en la década de 1930 y se ha utilizado junto con otras terapias no convencionales (1). Los defensores de la TPI creen que las células cancerosas consumen más azúcar que las células sanas y, por tanto, son más sensibles a la insulina y al factor de crecimiento similar a la insulina (IGF) (2) (7). También se cree que la insulina aumenta la permeabilidad de las membranas celulares, incrementando la concentración intracelular y el efecto citotóxico de los fármacos contra el cáncer (1). Según la teoría en la que se basa esta terapia, si las células cancerosas pueden ser activadas por la insulina exógena, una dosis reducida (hasta una décima parte de la dosis normal) de un fármaco de quimioterapia puede proporcionar los mismos efectos citotóxicos con reacciones adversas menos graves. Se carece de perfiles farmacocinéticos sobre el uso simultáneo de insulina y fármacos quimioterapéuticos y no está claro si la insulina también potencia los efectos tóxicos de la quimioterapia en las células sanas. Los estudios exploratorios sugieren algún beneficio con la combinación de quimioterapia y TPI (9) (10), pero no se han realizado ensayos clínicos bien diseñados.
Muchos de los medicamentos utilizados en la TPI, como la insulina y otros fármacos de quimioterapia, están aprobados por la FDA, pero las clínicas de TPI los administran «sin etiqueta». Además, algunas clínicas que administran la TPI no son operadas o atendidas por oncólogos. Los efectos secundarios de la IPT incluyen reacciones hipoglucémicas. Una revisión sistemática de 21 estudios mostró una correlación entre los niveles circulantes de IGF-I, IGFBP3 (proteína de unión a IGF) y un mayor riesgo de cánceres comunes (8).