Rita (Margherita Lotti) nació en 1381 en la ciudad de Roccaporena un pequeño suburbio de Cascia (cerca de Spoleto, Umbria, Italia) donde varios lugares relacionados con ella son objeto de peregrinación. Sus padres, Antonio y Amata Ferri Lotti, eran conocidos por ser personas nobles y caritativas, que se ganaron el epíteto de Conciliatore di Cristo.Según relatos piadosos, Rita fue perseguida en un principio por un notario llamado Gubbio, pero se resistió a su oferta. Se casó a los doce años con un noble llamado Paolo Mancini. Sus padres arreglaron su matrimonio, una práctica común en la época, a pesar de sus reiteradas peticiones de ingresar en un convento de religiosas. Su marido, Paolo Mancini, era conocido por ser un hombre rico, malhumorado e inmoral, que tenía muchos enemigos en la región de Cascia. El matrimonio duró dieciocho años, durante los cuales se la recuerda por sus valores cristianos como esposa y madre modelo que se esforzó por convertir a su marido de su comportamiento abusivo.
Rita soportó sus insultos, abusos físicos e infidelidades durante muchos años. Según los relatos populares, a través de la humildad, la bondad y la paciencia, Rita pudo convertir a su marido en una mejor persona, más concretamente renunciando a una disputa familiar conocida en la época como La Vendetta. Rita tuvo dos hijos, Giangiacomo (Giovanni) Antonio y Paulo Maria, y los educó en la fe cristiana. Con el paso del tiempo, y cuando la disputa familiar entre las familias Chiqui y Mancini se hizo más intensa, Paolo Mancini se volvió simpático, pero sus aliados le traicionaron y fue apuñalado violentamente hasta la muerte por Guido Chiqui, un miembro de la familia enemiga.
Tras la muerte de su marido y sus hijos, Rita deseó entrar en el monasterio de Santa María Magdalena en Cascia, pero fue rechazada. Aunque el convento reconocía el buen carácter y la piedad de Rita, las monjas temían asociarse con ella debido al escándalo de la muerte violenta de su marido. Sin embargo, persiste en su causa y se le impone una condición para que el convento la acepte: reconciliar a su familia con los asesinos de su marido. Imploró a sus tres santos patronos (Juan el Bautista, Agustín de Hipona y Nicolás de Tolentino) que la ayudaran, y se puso a la tarea de establecer la paz entre las partes hostiles de Cascia. Los relatos religiosos populares recuerdan que la peste bubónica, que asolaba Italia en aquella época, infectó a Bernardo Mancini, haciéndole renunciar a su deseo de seguir enemistándose con la familia Chiqui. Ella pudo resolver los conflictos entre las familias y, a la edad de treinta y seis años, se le permitió entrar en el monasterio.
Leyendas católicas piadosas cuentan más tarde que Rita fue transportada al monasterio de Santa Magdalena mediante levitación nocturna al patio del jardín por sus tres santos patronos. Permaneció en el monasterio, viviendo según la regla agustiniana, hasta su muerte por tuberculosis el 22 de mayo de 1457.