Renacimiento

Múltiples Renacimientos

Durante el último cuarto del siglo XX, muchos estudiosos opinaron que el Renacimiento fue quizás sólo uno de los muchos movimientos de este tipo. Esto se debe en gran parte al trabajo de historiadores como Charles H. Haskins (1870-1937), que defendió de forma convincente un «Renacimiento del siglo XII», así como por los historiadores que defendían un «Renacimiento carolingio». Ambos conceptos son ahora ampliamente aceptados por la comunidad académica en general; como resultado, la tendencia actual entre los historiadores es discutir cada uno de los llamados renacimientos en términos más particulares, por ejemplo, el Renacimiento italiano, el Renacimiento inglés, etc. Esta terminología es especialmente útil porque elimina la necesidad de encajar el «Renacimiento» en una cronología que antes sostenía que estaba precedido por la Edad Media y seguido por la Reforma, lo que muchos consideran inexacto. En la actualidad, todo el periodo se sustituye a menudo por el término «Moderna Temprana»

Otros periodos de renacimiento cultural también se han denominado «renacimiento»; como el Renacimiento de Harlem o el Renacimiento de San Francisco. Los otros renacimientos no se consideran más en este artículo, que se concentrará en el Renacimiento como la transición de la Edad Media a la Edad Moderna.

Opiniones críticas

Desde que el término fue creado por primera vez en el siglo XIX, los historiadores tienen varias interpretaciones sobre el Renacimiento.

La opinión predominante es que el Renacimiento del siglo XV en Italia, que se extendió por el resto de Europa, representó una reconexión de Occidente con la antigüedad clásica, la absorción de conocimientos -sobre todo matemáticos- del árabe, el retorno del experimentalismo, el enfoque en la importancia de vivir bien en el presente (e.Por ejemplo, el humanismo), la explosión de la difusión del conocimiento provocada por la imprenta y la creación de nuevas técnicas en el arte, la poesía y la arquitectura, que condujeron a un cambio radical en el estilo y la sustancia de las artes y las letras. Este periodo representa, según este punto de vista, la salida de Europa de un largo periodo de atraso y el auge del comercio y la exploración. Los historiadores marxistas consideran el Renacimiento como una pseudo-revolución en la que los cambios en el arte, la literatura y la filosofía sólo afectaron a una pequeña minoría de ricos y poderosos, mientras que la vida de la gran masa de la población europea no cambió con respecto a la Edad Media. Por lo tanto, niegan que se trate de un acontecimiento de gran importancia.

Hoy en día, la mayoría de los historiadores consideran que el Renacimiento fue en gran medida un cambio intelectual e ideológico, más que un cambio sustantivo. Además, muchos historiadores señalan ahora que la mayoría de los factores sociales negativos que se asocian popularmente con el periodo «medieval» -pobreza, ignorancia, guerras, persecución religiosa y política, etc.- parecen haber empeorado en realidad durante esta época de Nicolás Maquiavelo (1469-1527), las Guerras de Religión, los corruptos Papas Borgia y la intensificación de la caza de brujas del siglo XVI. Se sabe que muchas de las personas comunes que vivieron durante el «Renacimiento» se preocuparon por los desarrollos de la época en lugar de considerarla como la «edad de oro» imaginada por ciertos autores del siglo XIX. Tal vez el factor más importante del Renacimiento sea que los implicados en los movimientos culturales en cuestión -los artistas, los escritores y sus mecenas- creían estar viviendo una nueva era que suponía una clara ruptura con la Edad Media, aunque gran parte del resto de la población parece haber visto el periodo como una intensificación de los males sociales.

Johan Huizinga (1872-1945) reconoció la existencia del Renacimiento pero cuestionó que fuera un cambio positivo. Argumentó que el Renacimiento fue un periodo de decadencia de la alta Edad Media, que destruyó mucho de lo que era importante. La lengua latina, por ejemplo, había evolucionado mucho desde el periodo clásico y seguía siendo utilizada en la iglesia y por otros como lengua viva. Sin embargo, la obsesión renacentista por la pureza clásica hizo que el latín volviera a su forma clásica y se detuviera su evolución natural. Robert S. López ha afirmado que fue un periodo de profunda recesión económica. George Sarton (1884-1956), conocido como el Padre de la Historia de la Ciencia, y Lynn Thorndike (1882-1965), el eminente historiador estadounidense que enseñó en Columbia (1924-1950), han criticado cómo el Renacimiento afectó a la ciencia, argumentando que el progreso se vio frenado.

Inicio del Renacimiento

El Renacimiento no tiene un punto de partida ni un lugar determinado. Se produjo gradualmente en diferentes lugares y en diferentes momentos, y no hay fechas ni lugares definidos para el final de la Edad Media. El punto de partida del Renacimiento se atribuye casi universalmente al centro de Italia, especialmente a la ciudad de Florencia. Una de las primeras figuras del Renacimiento es el poeta Dante Alighieri (1265-1321), el primer escritor que encarnó el espíritu del Renacimiento.

Petrarca (1304-1374) es otra de las primeras figuras del Renacimiento. Como parte del movimiento humanista, llegó a la conclusión de que el apogeo de los logros humanos se había alcanzado en el Imperio Romano y que las épocas posteriores habían sido un período de podredumbre social que él calificó como la Edad Media. Petrarca veía la historia como un avance social, artístico y literario, y no como una serie de acontecimientos religiosos establecidos. El renacimiento significaba el redescubrimiento de la antigua herencia latina romana y griega a través de manuscritos antiguos y del método humanista de aprendizaje. Estas nuevas ideas del pasado (denominadas en su momento «nuevo aprendizaje») desencadenaron los próximos avances en el arte, la ciencia y otras áreas.

Otro posible punto de partida es la caída de Constantinopla en manos de los turcos en 1453. Fue un punto de inflexión en la guerra, ya que el cañón y la pólvora se convirtieron en elementos centrales. Además, los eruditos bizantinos-griegos huyeron hacia el oeste, a Roma, trayendo renovada energía e interés en la herencia griega y romana, y quizás representó el fin del antiguo orden religioso en Europa.

Renacimiento italiano

El Renacimiento italiano se entrelazó con el movimiento intelectual conocido como humanismo renacentista y con las sociedades urbanas ferozmente independientes y combativas de las ciudades-estado del centro y norte de Italia en los siglos XIII al XVI. Italia fue la cuna del Renacimiento por varias razones.

Las dos o tres primeras décadas del siglo XV vieron surgir una rara eflorescencia cultural, especialmente en Florencia. Esta «ilustración florentina» fue un logro importante (véase Holmes, 1992). Era una cultura clásica y clasicista que pretendía estar a la altura de los ideales republicanos de Atenas y Roma. Los escultores utilizaban modelos romanos y temas clásicos. Esta sociedad tenía una nueva relación con su pasado clásico. Se sentía dueña de él y lo revivía. Los florentinos se sentían afines a la Roma republicana del siglo I a.C. Giovann Rucellai (1475-1525) escribió que pertenecía a una gran época; el Panegírico a la ciudad de Florencia de Leonardo Bruni expresa sentimientos similares. Había una auténtica apreciación de las artes plásticas -ídolos paganos y estatuas- con desnudez y expresiones de dignidad humana.

También se estaba produciendo un movimiento paralelo similar en las artes a principios del siglo XV en Florencia: un movimiento vanguardista y clasicista. Muchas de las mismas personas estaban involucradas; había una estrecha comunidad de personas involucradas en ambos movimientos. Laurentius Valla (1406-1457) decía que, al igual que se revivía el latín, se revivía la arquitectura romana; por ejemplo, el Palazzo de Rucellai, construido por Leone Battista Alberti (1404-1472), el hombre polifacético del Renacimiento: poeta, lingüista, arquitecto, filósofo y músico. De Filippo Brunelleschi (1377-1446) (también escultor), consideraba que era el mejor arquitecto desde la época romana.

La escultura también se revitalizó, en muchos casos antes que las demás artes. Había un naturalismo muy evidente en la escultura contemporánea, y se esculpían figuras muy fieles a la realidad. A menudo, la escultura y las pinturas de temática bíblica incluían a florentinos reconocibles.

Este intenso clasicismo se aplicó a la literatura y a las artes. En la mayoría de las ciudades-república existía una pequeña camaradería y rivalidad producida por una élite muy reducida. Leone Battista Alberti se sentía partícipe, al igual que hombres como Brunelleschi y Tommaso Masaccio (1401-1428). Incluso él admitió que no tenía una explicación de por qué ocurrió.

Hay varias explicaciones posibles para su ocurrencia en Florencia:

1. Los Medici lo hicieron-el retrato y la escultura en solitario surgieron, especialmente bajo Lorenzo de’ Medici (1449-1492). Esta es la respuesta convencional:

Florencia renacentista = Los Médicis = El genio de los artesanos = El Renacimiento Desgraciadamente, esto no encaja cronológicamente. Se puede decir que los años 1410 y 1420 son el inicio del Renacimiento, pero los Medici llegaron al poder más tarde. Fueron ciertamente grandes mecenas, pero mucho más tarde. En todo caso, los Medici se subieron a un carro ya existente. Los Medici eran banqueros y políticos que más o menos gobernaron Florencia desde el siglo XIII hasta el XVII. El Papa León X y el Papa Clemente VII eran Medici.

2. El argumento de la teoría del gran hombre. Donatello, Filippo Brunellesch y Miguel Ángel sólo eran genios. Este es un argumento circular con poco poder explicativo. Seguramente sería mejor, más humano y accesible, entender las circunstancias que ayudaron a estos genios a llegar a buen puerto. 3. Un argumento similar es el surgimiento de la teoría del individualismo, atribuible a Jakob Burckhardt (1818-1897). En ella se defiende el cambio de la neutralidad colectiva hacia el genio solitario. Sin embargo, los Kent, F.W. Kent y Dale Kent (1978, 2004), han argumentado que ésta era y seguía siendo una sociedad de vecindad, parentesco y familia. Los florentinos estaban muy limitados y atados al sistema; seguía siendo una sociedad muy tradicional. 4. Frederick Antal (1947) ha argumentado que el triunfo de Masaccio, y otros, fue el triunfo de la clase media sobre las clases feudales más antiguas y anticuadas, por lo que la clase media quería que los pintores hicieran cuadros más burgueses. Esto no tiene sentido. Palla Strozzi encargaba cuadros anticuados mientras que Cosimo de’ Medici apostaba por nuevos estilos en el arte. 5. El argumento de Hans Baron se basa en la nueva visión florentina de la naturaleza humana, un mayor valor otorgado a la vida humana y al poder del hombre, lo que conduce al humanismo cívico, que según él nació muy rápidamente a principios del siglo XV. En 1401 y 1402, dice que Giangaleazzo Visconti fue derrotado por poco por la Florencia republicana, lo que reafirmó la importancia de los valores republicanos. Florencia experimentó una dramática crisis de independencia que condujo a los valores cívicos y al humanismo (véase Baron, 1966). Frente a esto podemos decir que Baron está comparando cosas distintas. En un sentido técnico, Baron tiene que demostrar que toda la obra humanista cívica es posterior a 1402, mientras que muchas de esas obras datan de la década de 1380. Se trataba de una batalla ideológica entre un estado principesco y una ciudad-estado republicana, aunque variaran poco en su filosofía general. Cualquier argumento monocausal de este tipo es muy probable que sea erróneo.

Dale Kent dice que hay muchas pruebas de las condiciones previas al Renacimiento en Florencia.

En 1300, Florencia tenía una cultura cívica, con gente como el notario y diplomático, Brunetto Latini (1210-1294) que tenía un sentido de los valores clásicos, aunque diferentes de los valores del siglo XV. Introdujo la oratoria y el estudio sistemático de la ciencia política en la vida florentina. Giovanni Villani (1280-1348), historiador y político, también tenía un sentido de la ciudad como «hija y criatura de Roma». Fue pionero en el interés por el papel que desempeña la economía como motor de los acontecimientos históricos. Escribió tanto sobre la economía de los estados como de los individuos.

Petrarca, a mediados del siglo XIV, odiaba la vida cívica, pero tendió un puente entre los siglos XIV y XV al comenzar a coleccionar antigüedades.

En la década de 1380 se formaron varios grupos clasicistas, entre ellos monjes y ciudadanos. Hubo una acumulación gradual más que un gran estallido. Aparte de las élites ya había un público para el Renacimiento. Florencia era un público muy alfabetizado, que ya era consciente de su ciudad y de su lugar en el panorama político.

Los personajes cruciales en los siglos XIV y XV fueron

• Manuel Chrysoloras (1350-1415), que aumentó el interés por la gramática de la arquitectura antigua (1395); y
• Niccolò de’ Niccoli (1363-1437), una gran influencia en la percepción de los clásicos.

Sus enseñanzas llegaron a las clases altas entre 1410 y 1420 y fue entonces cuando surgió la nueva conciencia. Brucker (1983) observó esta nueva conciencia en los debates del consejo en torno a 1410; hay un aumento de las referencias clásicas.

Florencia experimentó no sólo una sino muchas crisis; Milán, Lucca, los Ciompi. La sensación de crisis había terminado en 1415 y había una nueva confianza, una experiencia triunfante de ser una república.

Entre 1413 y 1423 hubo un boom económico. La clase alta disponía de medios financieros para apoyar la erudición. El historiador del arte, Ernst Gombrich (1909-2001), dice que había un sentido de ratificación de sí mismo al mundo antiguo, lo que llevó a una visión esnob y elitista de la educación, y una tendencia de los ricos a querer proclamar su ascendencia sobre los pobres y sobre otras ciudades.

El Renacimiento temprano fue un acto de colaboración. Los artesanos y los artistas estaban inmersos en las redes de su ciudad. Los comités solían ser responsables de los edificios. Hubo colaboraciones entre patricios y artesanos sin las cuales el Renacimiento no podría haber ocurrido. Por lo tanto, tiene sentido adoptar una teoría cívica del Renacimiento en lugar de una teoría del gran hombre.

Aquellos que creen que Dios dirige la historia humana hacia el objetivo final de Dios de un mundo unificado y armonizado verán la mano de Dios detrás del Renacimiento.

Renacimiento del Norte

El Renacimiento se extendió hacia el norte de Italia adaptándose y modificándose a medida que avanzaba. Primero llegó a Francia, importado por el rey Francisco I de Francia tras su invasión de Italia. Francisco importó el arte y los artistas italianos, entre ellos Leonardo da Vinci (1452-1519), y construyó palacios ornamentados con grandes gastos. Escritores como Rabelais también se inspiraron en el espíritu del Renacimiento italiano.

Desde Francia, el espíritu de la época se extendió a los Países Bajos (Holanda, Bélgica) y Alemania, y finalmente a Inglaterra, Escandinavia y Europa central a finales del siglo XVI. En estas zonas, el Renacimiento estuvo estrechamente vinculado a la agitación de la Reforma Protestante, y el arte y la escritura del Renacimiento alemán reflejaron con frecuencia esta disputa.

Mientras las ideas renacentistas se desplazaban hacia el norte desde Italia, se produjo una propagación simultánea hacia el sur de la innovación, especialmente en la música. La música de la Escuela Borgoñona del siglo XV definió el comienzo del Renacimiento en ese arte; y la polifonía de los holandeses de la Escuela Holandesa, al trasladarse con los propios músicos a Italia, formó el núcleo de lo que fue el primer estilo musical verdaderamente internacional desde la estandarización del Canto Gregoriano en el siglo IX. La culminación de la Escuela Holandesa fue la música del compositor italiano Giovanni Pierluigi da Palestrina (1525-1594). A finales del siglo XVI, Italia volvió a convertirse en un centro de innovación musical, con el desarrollo del estilo policoral de la Escuela Veneciana, que se extendió hacia el norte, a Alemania, en torno a 1600.

En Inglaterra, la época isabelina marcó el inicio del Renacimiento inglés. En ella aparecieron escritores como William Shakespeare (1564-1616), Christopher Marlowe (1564-1593) , John Milton (1608-1674) y Edmund Spenser (1552-1599), así como grandes artistas, arquitectos y compositores como Inigo Jones (1573-1652), Thomas Tallis (1505-1585), John Taverner (1490-1545) y William Byrd (1539-1623).

En estas naciones nórdicas el Renacimiento sería construido y suplantado por los pensadores de la Ilustración en el siglo XVII.

• Antal, Frederick. Florentine Painting and Its Social Background. Londres: Kegan Paul, 1947
• Baron, Hans. Crises of the Early Italian Renaissance. Princeton, NJ: Princeton University Press, 1966. ISBN 0691051143
• Brucker, Gene. Renaissance Florence. Berkeley, CA: University of California Press, 1983. ISBN 0520046951
• Burckhardt, Jacob. The Civilization of the Renaissance in Italy, traducido por S. G. C. Middlemore. Nueva York: Penguin, 1990. ISBN 014044534X (http://www.exploitz.com/book/History/Italian_Renaissance/index.php)
• Ergang, Robert. The Renaissance (El Renacimiento). Princeton, NJ: Van Nostrand, 1967. ISBN 0442023197
• Ferguson, Wallace K. Europe in Transition, 1300-1500. Boston: Houghton Mifflin, 1962. ISBN 0049400088
• Haskins, Charles Homer. The Renaissance of the Twelfth Century. Cambridge, MA: Harvard University Press, 1972. ISBN 0674760751
• Holmes, George. Florentine Enlightenment: 1400-1450. Oxford: Oxford University Press, 1992. ISBN 019820292X
• Huizinga, Johan. The Waning of the Middle Ages. Mineola, NY: Dover Publications, 1990. ISBN 0140137025
• Jensen, De Lamar. Renaissance Europe: Age of Recovery and Reconciliation. Boston: D.C. Heath, 1992. ISBN 0669200077
• Kent, Dale. The Rise of the Medici: Faction in Florence, 1426-1434. Oxford: Oxford University Press, 1978. ISBN 0198225202
• Kent, F.W. Lorenzo de’ Medici and the Art of Magnificence. Baltimore: John Hopkins University Press, 2004. ISBN 0801878683
• López, Robert S. «Tiempos difíciles e inversión en cultura». El Renacimiento: A Symposium (1953): 19-32.
• Thorndike, Lynn. «¿Renacimiento o prenacimiento?». Journal of the History of Ideas 4 (1943): 65-74.

Lectura adicional

• Bayley, Harold. Una nueva luz sobre el Renacimiento, 1909. (facsímil consultable en las bibliotecas de la Universidad de Georgia; formato PDF en capas)
• Burckhardt, Jakob. La civilización del Renacimiento en Italia

Créditos

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