Este es un extracto de Entrenamiento miofascial de Ester Albini.
Definiendo la fascia
La fascia es lo que nos hace ser lo que somos. El tejido conectivo es simplemente todo lo que une y conecta.
Sin embargo, los expertos no se ponen de acuerdo en una única definición. Hay dos razones clave para esta falta de consenso sobre la fascia:
- Su grosor, función, profundidad, consistencia y posición son extremadamente variables.
- Es un concepto que sólo ha sido ampliamente aceptado hace relativamente poco tiempo, por lo que su definición es todavía un trabajo en progreso.
- La definición más sencilla que he encontrado es esta: «La fascia es una venda», un concepto que ya existía en documentos del siglo XVIII.
El tejido fascial es una red cuatridimensional que envuelve y separa cada parte del cuerpo, creando una continuidad estructural que da forma y función a todos los tejidos y órganos. El cuerpo humano es una unidad funcional en la que cada región está en comunicación con otra a través de la red fascial.
La fascia puede definirse como una estructura cuatridimensional porque se extiende más allá de las tres dimensiones físicas (anchura, altura y profundidad) para incluir una dimensión neural o sensorial, que representa su estrecha conexión con el sistema nervioso central.
Piense en la fascia como una red ceñida y semitransparente que nos envuelve y conecta desde la cabeza hasta los pies y que actúa como un sistema nervioso externo que procesa y responde a los estímulos sensoriales y mecánicos.
El tejido fascial, que se encuentra en todo el cuerpo, rodea e impregna los vasos sanguíneos, los nervios, los órganos, las meninges, los huesos y los músculos; interactúa con ellos; crea varias capas a diferentes profundidades; y forma una matriz cuatridimensional de características mecánicas, metabólicas, elásticas y neurovegetativas. Es cuatridimensional porque opera más allá de las tres dimensiones físicas para conectar e interactuar con el sistema nervioso central: es una auténtica cuarta dimensión. Desde este punto de vista, la fascia se convierte en un órgano que afecta a la salud de la persona. Desde un punto de vista más general, el conocimiento de sus funciones y de las áreas que controla se convierte en algo importante para la salud y el bienestar de una persona.
Si pudiéramos observar la estructura fascial por separado del resto del cuerpo, veríamos una red cuatridimensional extremadamente densa, sin principio ni fin, que separa, conecta y da forma a todo. Es una red semitransparente que parte de la piel y se engrosa en el tejido fibroso que rodea los músculos, los huesos y los órganos internos. Es un sistema continuo que cubre y atraviesa nuestro cuerpo y representa el 20 por ciento de nuestro peso corporal.
Para simplificar el concepto, me gustaría que consideraras una naranja. La utilizo como ayuda visual en mis cursos de formación, comparándola con nuestro sistema fascial. Tome una naranja y córtela por la mitad. Si observa la sección transversal, verá los segmentos individuales separados por una piel blanca.
Así como la naranja está rodeada por una piel blanca de tejido celular, que simultáneamente mantiene la consistencia y da forma a la pulpa, nuestro cuerpo (bajo la capa de piel) está rodeado y cubierto por un tejido conectivo llamado fascia superficial. Además, la naranja está dividida en gajos que contienen pequeños sacos llenos de zumo. El cuerpo humano es muy similar, ya que cada estructura del cuerpo, cada músculo y cada órgano están rodeados por una vaina de tejido conectivo. Incluso el zumo de la naranja puede compararse con la sustancia molida (gel acuoso) que se encuentra en el cuerpo (véase el apartado 1.3.1).
Hagamos un viaje al interior de nuestro cuerpo, desde la superficie (piel) hasta lo más profundo (huesos), pasando por las diferentes capas. Bajo la piel (dermis) se encuentra la primera capa superficial de grasa subcutánea, entrelazada con la primera capa de tejido conectivo, la llamada fascia superficial. La fascia profunda se encuentra después de la capa profunda de grasa. Continuando nuestro recorrido, llegamos al epimisio, una capa que envuelve todo el músculo; el perimisio, que cubre los haces musculares; y el endomisio, que cubre cada fibra y célula muscular. Por último, llegamos al periostio, la capa que recubre el hueso.
La imagen siguiente muestra las diferentes capas fasciales.
Volviendo a la analogía de la naranja, la piel blanca representa los componentes fasciales. Si se elimina la piel blanca, sólo quedaría el zumo de la naranja. En el cuerpo humano, el principio es el mismo: si se eliminaran las capas fasciales (epimisio, perimisio y endomisio), el músculo perdería su forma y consistencia.
Comparación visual de una naranja y un músculo
El epimisio, el perimisio y el endomisio se distinguen claramente en la figura de la izquierda.
- Epimisio: Envuelve todo el músculo.
- Perimisio: Cubre los haces de fibras musculares y los conecta para formar el tejido fascial más abundante del cuerpo. Conduce los vasos sanguíneos y los nervios a los haces musculares (control de la función nutricional del perimisio). Es una capa móvil que, durante la contracción, permite que el músculo se deslice dentro de su envoltura.
- Endomisio: Rodea cada célula muscular, creando una unidad individual. Está dispuesto en tubos que envuelven cada fibra muscular.
Todo lo que aprendí durante la realización de la certificación de Disección Fascial con Thomas Myers cambió por completo mi perspectiva de la anatomía humana, dado que hasta entonces sólo la había estudiado en los libros de texto de anatomía tradicionales. Estos no son más que ilustraciones en color de músculos en los que la fascia ni siquiera es visible y, por tanto, no se le da la importancia que merece. Los músculos individuales se representan con una inserción y un origen y se representan como separados unos de otros, pero esto no refleja la realidad. De hecho, cada músculo está conectado con sus músculos adyacentes y se comunica con ellos a través de la fascia.
Prueba esto con la naranja: Si quieres separar los gajos entre sí; tendrás que pelar la piel blanca. Los gajos no están simplemente apretados unos contra otros; están unidos y conectados entre sí. Lo mismo ocurre con nuestros músculos. Por lo tanto, esto representó un descubrimiento enormemente significativo, ya que afecta a la forma en que ahora veo el cuerpo, así como a mi enfoque del entrenamiento. Recuerda: La fascia separa, da forma y comunica.
Tampoco hay que olvidar que la piel blanca de la naranja está hecha de fluidos y fibras. En su conjunto, este modelo estructural garantiza una alta tolerancia a la deformación en comparación con una manzana, por ejemplo. Al presionar una manzana con el dedo se crea un punto de presión permanente. Sin embargo, si se ejerce una ligera presión sobre una naranja, ésta se deforma pero volverá a su forma original con el paso del tiempo.
El tejido fascial realiza las siguientes funciones.
Función de conexión
La fascia actúa como un «marcador de posición» para los músculos y órganos y, por tanto, estabiliza el cuerpo.
Todo el sistema óseo está en contacto con el tejido conectivo, las cápsulas articulares y los ligamentos. Los músculos están conectados a los huesos (periostio) por sus tendones. Los músculos, los órganos y la piel están conectados al tejido circundante mediante estructuras fasciales. Es una red cuatridimensional que encierra todo el cuerpo y que no tiene principio ni fin.
Percepción del cuerpo
El cuerpo es capaz de percibir gracias a la comunicación sensorial, que se apoya más en las estructuras fasciales que en las articulares y musculares. Los receptores responsables de nuestra percepción del cuerpo son hasta seis veces más abundantes en la fascia que en los músculos. Esto es extremadamente importante para acelerar el proceso de curación, aumentar el bienestar y mejorar el rendimiento.
Impacto en la flexibilidad
La red de tejido fascial conecta todo con todo lo demás. Si la fascia está bien hidratada y es elástica, sus estructuras adyacentes pueden deslizarse libremente unas sobre otras. Por el contrario, un tejido fascial deshidratado tiene un impacto negativo en la flexibilidad, reduciendo así el bienestar y el rendimiento deportivo y aumentando el riesgo de lesiones.
Calidad del movimiento
La fascia interviene en todos los movimientos que realizamos. La calidad de un movimiento depende de la estructura de los músculos y de la fascia, así como de su coordinación.
Transmisión de la energía cinética muscular
Se ha descubierto que la energía generada por los músculos se transfiere a otras partes del cuerpo durante un movimiento, no sólo por los ligamentos, tendones y cápsulas articulares, sino también y predominantemente gracias a las estructuras fasciales que rodean a los músculos. Si las propiedades de transmisión de la fascia son buenas, un deportista puede alcanzar su máximo rendimiento. Sin embargo, si la fascia no se entrena, estas propiedades pueden verse alteradas e inhibidas, con un mayor riesgo de disminución del rendimiento y de lesiones.
Defensa
La fascia juega un papel defensivo desde una perspectiva inmunológica. De hecho, el sistema inmunológico de nuestro cuerpo depende de la calidad de la fascia.
En una estructura fascial bien equilibrada y saludable, los residuos son transportados lejos. Se pueden encontrar muchos fagocitos en la sustancia del suelo, que es similar a un gel transparente y rodea todas las células del cuerpo. Estos fagocitos actúan como recolectores de basura que ingieren y destruyen los desechos celulares y las bacterias. En la fascia deshidratada, la falta de líquido debido a la falta de movimiento o al desplazamiento unilateral inhibe la función de muchas de estas células que tienen funciones específicas, que literalmente permanecen secas.
Transporte y función nutricional
Los nutrientes son transportados desde el sistema arterial a través del tejido conectivo hasta donde se necesitan; en la otra dirección, los residuos son transportados a través del tejido conectivo hasta el sistema vascular venoso o el sistema linfático.
Causa de muchos tipos de dolor
Las estructuras fasciales contienen muchos receptores de dolor. Muchos científicos suscriben ahora la teoría de que aproximadamente dos tercios de todos los dolores están asociados a la fascia. Numerosos estudios han demostrado una relación directa entre el dolor miofascial y la percepción del cuerpo. En el caso del dolor miofascial persistente, la percepción del cuerpo en la región dolorosa se reduce considerablemente. Sin embargo, si se mejora la percepción del cuerpo en esta región, el dolor miofascial disminuye o desaparece por completo. Estos estudios encontraron que muchas personas informaron de la reducción del dolor después de una sesión de entrenamiento con un rodillo de espuma, bolas, palos y otros equipos similares.