Psicología humanista, movimiento de la psicología que apoya la creencia de que los seres humanos, como individuos, son seres únicos y deben ser reconocidos y tratados como tales por los psicólogos y psiquiatras. Este movimiento surgió en oposición a las dos tendencias principales de la psicología del siglo XX, el conductismo y el psicoanálisis. Los principios humanistas alcanzaron su aplicación durante el movimiento del «potencial humano», que se hizo popular en Estados Unidos durante la década de 1960.
Los psicólogos humanistas creen que los conductistas están demasiado preocupados por el estudio y el análisis científico de las acciones de las personas como organismos (en detrimento de los aspectos básicos de las personas como individuos que sienten y piensan) y que se dedican demasiados esfuerzos a la investigación de laboratorio, una práctica que cuantifica y reduce el comportamiento humano a sus elementos. Los humanistas también se oponen a la orientación determinista del psicoanálisis, que postula que las experiencias tempranas y las pulsiones de la persona determinan su comportamiento. El humanista se preocupa por el crecimiento más pleno del individuo en las áreas del amor, la realización, la autoestima y la autonomía.
El psicólogo estadounidense Abraham Maslow, considerado uno de los principales arquitectos de la psicología humanista, propuso una jerarquía de necesidades o impulsos en orden de prioridad o potencia decreciente pero de sofisticación creciente: necesidades fisiológicas, seguridad, pertenencia y amor, estima y autorrealización. Sólo cuando se satisfacen las necesidades más primitivas, el individuo puede progresar hacia niveles superiores de la jerarquía. Las personas que alcanzan la autorrealización habrán realizado plenamente su potencial.
El concepto del yo es un punto central para la mayoría de los psicólogos humanistas. En la teoría del «constructo personal» del psicólogo estadounidense George Kelly y en la teoría del «egocentrismo» del psicoterapeuta estadounidense Carl Rogers, se dice que los individuos perciben el mundo según sus propias experiencias. Esta percepción afecta a su personalidad y les lleva a dirigir su comportamiento para satisfacer las necesidades del yo total. Rogers subrayó que, en el desarrollo de la personalidad de un individuo, la persona se esfuerza por «la autorrealización (llegar a ser uno mismo), el automantenimiento (seguir siendo uno mismo), y la autosuperación (trascender el statu quo).»