La afección parece representar una neuropatía primaria. Se han documentado anomalías en la inervación cutánea entre los pacientes con prurito braquiorradial. Massey y Massey informaron de una alteración de la sensibilidad a la temperatura y al pinchazo en la distribución del nervio cutáneo posterior del antebrazo, que irriga la piel sobre el músculo braquiorradial que suele ser pruriginoso. Entre los pacientes con prurito braquiorradial, se ha notificado hiperalgesia al frío o al calor en la distribución C5-C6 e hiperestesia al pinchazo en la distribución C5-C8.
Wallengren y Sundler utilizaron anticuerpos dirigidos a las neuronas para demostrar que los pacientes con prurito braquiorradial tienen un número reducido de fibras nerviosas dérmicas y epidérmicas y, además, que esta reducción de la inervación cutánea sólo se produce durante los brotes sintomáticos. De Ridder et al. demostraron una disfunción selectiva de las fibras C en C6-8 mediante pruebas sensoriales cuantitativas en un paciente con prurito braquiorradial, con una mejora de la funcionalidad de las fibras C tras una inyección intralaminar de esteroides en C6-7. También se ha informado de un aumento de la perfusión cutánea en el antebrazo afectado, medido mediante imágenes Doppler.
Se cree que el prurito que experimentan los pacientes con prurito braquiorradial es una variante del dolor. Sin embargo, la localización anatómica de la lesión o irritación neural que produce este dolor es controvertida. Se proponen dos hipótesis predominantes. La primera postula que el prurito braquiorradial está causado por una lesión de los nervios cutáneos periféricos debida a la exposición a la luz solar. La segunda sugiere que los nervios se dañan a nivel de la columna cervical. Ambos mecanismos parecen estar activos en muchos pacientes.
Evidencia que apoya la hipótesis solar
Muchos pacientes con prurito braquiorradial tienen una historia de exposición crónica al sol. Kestenbaum y Kalivas postularon que la liberación de histamina de los mastocitos en respuesta a la exposición crónica al sol podría desempeñar un papel fisiopatológico; informaron de un paciente con prurito braquiorradial y un nivel elevado de histamina en suero.
En algunos casos, se ha informado de que la exposición al sol exacerba los síntomas y que la fotoprotección proporciona una mejoría.
Se ha notificado una reacción fotoalérgica a la vareniclina que imita el prurito braquiorradial en un paciente.
Típicamente, los pacientes sólo describen síntomas en la superficie dorsal de los brazos y hombros expuesta al sol.
Los síntomas del lado izquierdo son más comunes que los del lado derecho en Estados Unidos, lo que puede ser el resultado de la exposición solar acumulada en el brazo por la conducción. En Sudáfrica, donde los conductores se sientan en el lado derecho de los coches, la distribución es más frecuente en el brazo derecho.
Los síntomas entre los pacientes que viven en climas templados suelen remitir a finales de otoño y reaparecer en verano. Los pacientes que viven en climas tropicales, donde hace sol todo el año, suelen informar de síntomas más estables.
La biopsia de la piel afectada suele mostrar atrofia y signos de daño solar.
La reducción de las fibras nerviosas epidérmicas y dérmicas que se observa en los pacientes con prurito braquiorradial también se observa tras la fototerapia en serie.
Desafíos a la hipótesis solar
Si las superficies dorsales de los brazos se ven afectadas porque están expuestas al sol, entonces ¿por qué la cara expuesta al sol no se ve afectada?
¿Por qué no se produce el equivalente de las extremidades inferiores del prurito braquiorradial en personas que llevan pantalones cortos?
Si el prurito braquiorradial es una manifestación del daño nervioso inducido por el sol, ¿por qué los niños, que suelen ser muy sensibles al sol, nunca se ven afectados?
Evidencia que apoya la hipótesis cervicogénica
Varios autores han informado de una mayor prevalencia de enfermedades de la columna cervical (por ejemplo, artritis, osteocondrosis, cambios espondilolíticos) entre los pacientes con prurito braquiorradial. Marziniak et al. realizaron una tomografía por resonancia magnética de la columna cervical en 41 pacientes con prurito braquiorradial. Treinta y tres de estos 41 pacientes presentaban estenosis del agujero intervertebral o protuberancias del disco cervical, lo que conducía a la compresión del nervio.
Se ha informado de una hernia discal cervical con compresión de la raíz nerviosa C6 en asociación con el prurito braquiorradial, con una rápida resolución de los síntomas tras la discectomía ventral C5-C6, la fusión vertebral C5-C6 y la descompresión de la raíz nerviosa C6.
Se ha informado que el tratamiento de la artritis de la columna cervical proporciona alivio en pacientes con prurito braquiorradial. Se informó que las inyecciones epidurales de esteroides cervicales en el nivel C6-7 condujeron a la desaparición del prurito en un paciente con prurito braquiorradial.
Se ha notificado en series de casos que los tumores de la columna cervical, las costillas cervicales, las apófisis transversas cervicales hipertróficas y los osteofitos cervicales causan prurito en las extremidades superiores.
Los estudios electrofisiológicos en pacientes con prurito braquiorradial han mostrado un retraso bilateral de las respuestas F de los nervios mediano y cubital.
Críticas a la hipótesis cervicogénica
La enfermedad de la columna cervical es generalmente un trastorno permanente y, como tal, debería producir un prurito neuropático continuo, en lugar de síntomas que recaen y remiten.
Se ha informado de que los bloqueos del nervio cervical no son útiles. Esto puede sugerir que la localización de la lesión es más central (cuerno dorsal) o más periférica (terminaciones nerviosas sensoriales en el brazo).
Las alteraciones degenerativas de la columna cervical se encuentran en el 70% de las mujeres asintomáticas y en el 95% de los hombres asintomáticos mayores de 65 años ; por lo tanto, sin controles emparejados por edad, implicar la enfermedad de la columna cervical como causa del prurito braquiorradial es erróneo. En una gran serie de casos retrospectiva, los síntomas de prurito braquiorradial se atribuyeron a anomalías de la columna cervical sólo en el 25% de los pacientes.
Las pruebas electrofisiológicas convencionales pueden no ser apropiadas para investigar la fisiopatología del prurito braquiorradial porque miden la conducción de las fibras mielinizadas, mientras que los nervios aferentes que transmiten el picor son en realidad no mielinizados.