(CNN) Los saurópodos fueron los animales más grandes que jamás caminaron por la Tierra.
Estos dinosaurios de cuello largo podían llegar a tener la longitud de tres autobuses escolares y eran tan pesados que el suelo debía temblar mientras caminaban.
Sin embargo, esta familia de dinosaurios no siempre fue tan gigantesca. En los primeros 50 millones de años de su historia evolutiva, los saurópodos eran mucho más diversos. Mientras que algunos eran bastante grandes, con unos 10 metros de longitud, la familia también incluía animales de construcción más ligera que no eran más grandes que una cabra. Es más, algunos saurópodos caminaban sobre dos patas mientras que otros utilizaban cuatro.
Los hallazgos fósiles de la Patagonia, en Sudamérica, han arrojado nueva luz sobre este misterio. Un equipo de paleontólogos ha descubierto uno de los primeros saurópodos de gran tamaño conocidos, y los fósiles de plantas en las capas de roca que rodean el fósil de dinosaurio proporcionan pruebas del clima y el ecosistema en el que vivió la especie de dinosaurio recién identificada. Los científicos lo llamaron Bagualia alba por el Cañón de Bagual, donde se encontró el fósil de dinosaurio, y alba, que significa «amanecer» en español, por su temprana edad.
El enorme tamaño del saurópodo fue probablemente una respuesta a un cambio en el clima hace 180 millones de años durante el período Jurásico temprano, ha sugerido la nueva investigación. Esta transformación evolutiva fue desencadenada por masivas erupciones volcánicas en el hemisferio sur que dieron lugar a un cambio de flora que formó la dieta del saurópodo comedor de plantas.
«Había flujos de lava que se extendían por más de un millón de kilómetros cuadrados. Esto es mucho más grande que todo lo que hemos presenciado en tiempos humanos. Se liberaron grandes cantidades de CO2 y metano a la atmósfera y hay un calentamiento bien estudiado del clima a escala global», dijo a la CNN por correo electrónico Diego Pol, investigador principal del Museo de Paleontología Egidio Feruglio de Argentina.
«Pero no sabíamos cuál era el efecto de esta crisis global en los ecosistemas terrestres. Nuestra falta de conocimiento se debía a que los sedimentos con dinosaurios y plantas de esa edad en particular son muy poco comunes».
El cambio en la dieta significó que muchos grupos de saurópodos desaparecieron y sólo un linaje sobrevivió: los grandes saurópodos conocidos como eusaurópodos. Bagualia alba probablemente habría tenido 10 toneladas -alrededor del tamaño de dos elefantes africanos-, pero los saurópodos posteriores tenían hasta 40 metros de longitud y pesaban 70 toneladas.
Cambio de vegetación
En particular, fue el cambio de vegetación en un clima más duro lo que llevó a la extinción de la mayoría de los saurópodos. Los altos árboles de coníferas pasaron a dominar el entorno más cálido y árido. Estos árboles suplantaron la exuberante vegetación del entorno húmedo que precedió al evento volcánico. Los fósiles de este entorno muestran helechos con frondas de más de 1,80 metros, dijo Pol.
«Los únicos que sobrevivieron a esta crisis fueron los eusaurópodos. Durante mucho tiempo se les ha considerado como alimentadores a granel, con dientes y mandíbulas que eran capaces de cortar y tragar todo tipo de plantas, incluidas las coníferas.
«Además, descubrimos que el esmalte de los dientes de Bagualia era unas 7 veces más grueso que el de los otros herbívoros que se extinguieron. Esto les permitía alimentarse de las duras hojas coriáceas de las coníferas», dijo Pol, refiriéndose a la nueva especie de dinosaurio.
De hecho, las grandes cámaras digestivas necesarias para hacer frente a este tipo de vegetación fueron probablemente una de las razones por las que estos animales alcanzaron estos enormes tamaños.
El diente del dinosaurio tenía un esmalte grueso para permitir al animal alimentarse de las duras hojas de las coníferas.
¿Y los cuellos largos? Les habrían permitido alcanzar las altas coníferas y acceder a diferentes plantas sin mover sus enormes cuerpos, dijo Pol.
Los animales gigantes también producen mucho calor corporal, y otros estudios han sugerido que su largo cuello podría disipar el calor corporal, un poco como las grandes orejas de los elefantes modernos, explicó Pol.
La investigación se publicó el martes en la revista Proceedings of the Royal Society B.