Los niños con miedo al agua (no nadadores, de 5 a 8 años) y los adultos (no nadadores o de aprendizaje tardío, de 23 a 73 años) fueron comparados con controles no temerosos de similar capacidad de natación. Se realizaron evaluaciones paralelas con niños y adultos para investigar las experiencias relacionadas con el agua, el miedo al agua y la competencia en padres y hermanos, y la relación del miedo al agua con otras dimensiones del miedo. Los niños fueron evaluados conductualmente y por informe propio y de la madre, los adultos por autoinforme. Ni en los niños ni en los adultos hubo pruebas claras de que los grupos temerosos y no temerosos difirieran en la incidencia de experiencias aversivas relacionadas con el agua antes de la aparición del miedo. Los padres solían creer que el miedo de los niños estaba presente en el primer contacto. En ambas muestras, encontramos similitudes entre padres e hijos y entre hermanos en cuanto al miedo. El análisis de los detalles del contacto de los niños con los padres sugirió que el aprendizaje social dentro de la familia disminuía el miedo al agua en lugar de aumentarlo; cuando tanto el niño como el padre mostraban miedo, era tan probable que esto reflejara influencias genéticas como el modelado. El miedo al agua de los niños pequeños forma parte de un grupo genérico, el miedo a lo desconocido o al peligro, mientras que en los adultos se independiza de los miedos genéricos.