Lucrecia Borgia ha sido caracterizada en el arte, la literatura y el cine como depravada, extravagante, culpable de incesto y asesinato; sin embargo, los estudiosos afirman que en realidad no hay pruebas suficientes de los supuestos malos actos de Lucrecia ni de su participación activa en los crímenes de su notoria familia. Era la hija ilegítima de Vannozza dei Cattanei y Rodrigo Borgia -que más tarde se convertiría en el Papa Alejandro VI- y hermana de César Borgia. Políticamente ambiciosos, corruptos y licenciosos, Alejandro y César avanzaron despiadadamente mediante sobornos, nepotismo, asesinatos y las estratégicas alianzas matrimoniales de César y Lucrecia. Su primer matrimonio, con Giovanni Sforza, terminó en anulación cuando la familia Borgia ya no necesitaba a los Sforza, mientras que su segundo matrimonio, con Alfonso de Aragón, terminó con la muerte de éste, probablemente a manos de César. En contraste con la descripción de Lucrecia como peón desventurado de su padre y su hermano, se ha sugerido que a menudo quedaba a cargo de la corte papal durante las ausencias de su padre en Roma, una medida de poder única para cualquier mujer. En 1501 se casó con el duque Alfonso d’Este de Ferrara. Lucrecia demostró ser una duquesa capaz y popular, actuando como mecenas de una floreciente comunidad artística, administrando hábilmente los asuntos de estado con su cuñado, el cardenal Ippolito, siempre que d’Este estaba ausente, y dedicándose a actos de piedad y caridad en sus últimos años.