27 de septiembre de 2019
¿Sientes que tu pareja siempre te exige cosas innecesarias? Tratando de invadir tu espacio personal o intentando hablar constantemente de sus emociones? Puede que te preguntes: «¿Qué más podrían querer de mí?». O tal vez seas un guerrero solitario, y la idea de una relación te llena de una sensación de terror…
Si te identificas con alguno de los casos anteriores, entonces podrías estar sufriendo un miedo a la intimidad.
Pero, ¿qué es exactamente el miedo a la intimidad?
La palabra intimidad proviene del latín «intimus», que significa «más íntimo». Tener intimidad con alguien significa compartir lo más íntimo con esa persona.
El miedo a la intimidad, por tanto, es un temor profundamente arraigado a conectarse emocionalmente -y a veces físicamente- con otra persona. Este miedo suele tener el efecto de hacer que una persona se aleje cada vez que una relación se acerca demasiado para su comodidad.
Si sospecha que tiene miedo a la intimidad, sepa que no está solo. De hecho, se cree que alrededor del 17% de las personas luchan con esto.
Uno de los mayores problemas es que tiende a ser el tipo de cosa que es difícil de reconocer en uno mismo. Esto se debe a que el bloqueo de las emociones se convierte en una segunda naturaleza, y es muy difícil identificar algo que no está ahí; una no-experiencia. Normalmente se necesita una serie de relaciones inestables y sin compromiso, perder una relación importante o ser arrastrado a la terapia de pareja por un compañero para entender que hay algo que pasa.
¿Qué causa el miedo a la intimidad?
Es importante decir que el miedo a la intimidad no es algo que alguien elija. Así que, en primer lugar, no es algo por lo que debas culparte. Como humanos, estamos hechos para conectarnos a un nivel profundo. De hecho, necesitamos la conexión. El miedo a la intimidad está arraigado desde la infancia, y normalmente es una respuesta biológica a la forma en que alguien fue criado.
Tal vez la mejor manera de entender el miedo a la intimidad es a través de la teoría del apego. La teoría del apego es el modelo psicológico de cómo formamos vínculos emocionales. Estos apegos (o vínculos) se forman primero con nuestros padres (o cuidador principal) y adoptamos y llevamos esta forma de relacionarnos con nosotros en la edad adulta.
El miedo a la intimidad suele producirse como respuesta al abandono o al engullimiento, y en ocasiones a ambos.
Por un lado, puede que hayas tenido unos padres muy distantes y alejados emocionalmente. Tal vez te reprendían por llorar o te cerraban el paso cada vez que intentabas expresar las cosas que eran importantes para ti. O tal vez tuviste un padre emocionalmente inestable y temiste que al expresar tus necesidades acabarías llevándolo «al límite». En cambio, aprendiste a contrarrestarlo deshaciéndote de tus propias necesidades.
O tal vez tuviste un padre que era autoritario y nunca te dejaba espacio personal. La única forma de escapar de esa sensación de engullimiento era cerrarse y desaparecer…
Sea cual sea el caso, todas estas situaciones conducen al mismo lugar: un miedo muy arraigado a la conexión emocional y a ser vulnerable. Cómo gestiona una persona este miedo? Descartando por completo sus emociones.
Signos de miedo a la intimidad
- Eres una persona que sale en serie: quizá los primeros lances de las citas te resulten divertidos y emocionantes, pero en cuanto las cosas suben de tono te sientes incómoda y huyes. Y luego el mismo ciclo se repite de nuevo. Es probable que este tipo de comportamiento te haga sentir vacío por dentro, pero también seguro.
- Eres un perfeccionista que se exige mucho a sí mismo: muchas personas con miedo a la intimidad son personas de alto rendimiento que se centran en los logros externos. Probablemente tus padres tenían un alto nivel de exigencia y rendir bien habría sido una de las principales formas de recibir su atención. El problema es que crecer sin apoyo emocional va a dejarte con la sensación de que no puedes ser amado simplemente por ser tú.
- Saboteas tus relaciones (a sabiendas o sin saberlo): acercarte a alguien te hace sentir incómodo, así que es natural que intentes escapar de esa situación. Tal vez critiques en exceso a tu pareja, te quejes de las cosas pequeñas o acabes creando problemas en la relación que no existen.
- En el fondo tienes miedo a ser abandonado: todos tenemos miedo al abandono en algún grado, pero si ese miedo te ha impedido experimentar la conexión por completo, entonces forma parte de un problema más amplio. Puede que te encuentres evitando cualquier tipo de relación para protegerte de tener que enfrentarte al rechazo.
- Hablar de tus emociones te llena de una sensación de temor – nadie disfruta de las conversaciones desafiantes sobre las relaciones, pero si tienes miedo a la intimidad este tipo de conversaciones van a ser especialmente difíciles. Puede que ni siquiera reconozcas que tienes necesidades emocionales, y mucho menos entiendas cómo comunicárselas a tu pareja.
Cómo superar el miedo a la intimidad
La buena noticia es que tus experiencias pasadas no tienen por qué dictar tu presente. No tiene por qué seguir siendo así. Con un poco de esfuerzo, puedes trabajar para desentrañar el pasado y formar formas más sanas de identificar y comunicar tus necesidades, y construir una relación que sea emocionalmente satisfactoria.
1.Acércate a tus emociones – esto probablemente se va a sentir bastante extraño e incómodo al principio, pero empieza por etiquetar tus emociones cuando surjan. En lugar de decir «estoy bien» puedes decir algo como «hoy me siento ansioso y decaído». La Rueda de las Emociones de Plutchik es un buen punto de partida.
2. Practica el permanecer emocionalmente presente tanto como sea posible – puede ayudar el recordarte a ti mismo que cuanto más te alejes de tu pareja, más probable será que se ponga ansiosa y pegajosa. Cuanto mejor consiga permanecer en sus emociones y expresarlas con claridad, más seguros se sentirán ambos.
3. Dé prioridad a sus relaciones: si tiene miedo a la intimidad, probablemente haya invertido una gran parte de su energía en su trabajo. Para algunos, en realidad forma parte de su identidad (lo cual no es un buen lugar para estar). Las relaciones son un componente central de lo que significa tener una vida feliz y completa. Intenta centrarte en ellas todo lo que puedas.
4. Profundiza en tu pasado: ¿cómo era la relación con tus padres? Te sentías escuchado y comprendido? Erais el tipo de familia que hablaba de los problemas cuando surgían o simplemente los enterraba? Reconocer que estas primeras relaciones de la infancia fueron deficientes es un primer paso importante para construir formas de conexión más saludables y satisfactorias.
Por qué es importante la terapia
Bloquear emociones como ésta puede tener un efecto perjudicial no sólo en tus relaciones sino también en tu salud mental, por ejemplo, ansiedad, depresión, abuso de sustancias. Debido a que el miedo a la intimidad suele estar arraigado en el pasado, puede tomar algún tiempo para desentrañar – trabajando con un terapeuta va a llegar mucho más rápido. En la terapia, podrás explorar estos miedos e identificar de dónde provienen, y trabajar para crear los pasos necesarios hacia el cambio.