A pesar de lo que algunos puedan creer, el verdadero Tony Montana nunca ha sido asociado con la cocaína y está vivo para contar su historia. Cuando apenas era un adolescente, Tony ya estaba aprendiendo a aumentar la riqueza económica de su comunidad gracias a su asociación con la infame banda de Illinois Chicago Outfit. Ahora, a sus 79 años, el célebre ex delincuente se define a sí mismo como alguien que supo volar bajo el radar.
«Yo soy el verdadero Tony Montana, no soy uno genérico. Es un nombre italiano, no un nombre cubano. Los nombres cubanos son Montaña, no Montana», declara.
Nacido y criado en una comunidad conocida como la Pequeña Italia de Chicago o The Patch, una zona a la que muchos inmigrantes italianos llamaban su hogar en los años 30, Tony, el menor de 5 chicas y 7 chicos, se convirtió en un producto de su entorno al involucrarse en el crimen organizado. En una época en la que sólo costaba cinco centavos ver una película, siete centavos una bolsa de palomitas y 15 centavos un galón de gasolina, el Chicago Outfit gobernaba The Patch en Illinois. Dice que todo el mundo formaba parte de Chicago Outfit, incluidos sus vecinos.
Cuando la gente de la comunidad necesitaba un trabajo, la famosa banda de Tony ayudaba. «No se pensaba en el crimen en aquellos días. Se pensaba en trabajar. La gente no sabía que eso era delito», explica.
A pesar de las carencias monetarias de su familia, Tony guarda un buen recuerdo de su infancia y la recuerda como algo emocionante. «A los 14 años, ganaba 15 dólares al día. En aquella época, eso era mucho dinero y se lo llevaba a casa a mi madre para alimentar a los niños», dice. Cuando era niño, su familia estaba saliendo de la Gran Depresión. Crecer en una familia de 12 miembros supuso una dificultad económica para sus padres. Su madre era ama de casa y su padre vendía productos en el mercado durante el verano, comprando fruta a los agricultores y vendiéndola a las tiendas. «De pequeño iba con él en un carro de caballos y le ayudaba a vender sus productos», dice Tony. Luego, cuando llegaba la temporada de invierno, su padre vendía vino para que su familia pudiera sobrevivir.
Revela que cuando crecía tenía que utilizar tapones para los agujeros de sus zapatos. Como medio para mantener a su familia, Tony Montana se introdujo en el mundo clandestino del juego y los burdeles. Tony empezó como vigilante de los Chicago Outfits y ganaba 15 dólares al día. Vigilaba a los policías, a los rivales y cualquier actividad sospechosa. Así era en aquel entonces, durante la adolescencia de Tony, todos se cuidaban entre sí en su comunidad. Piensa en ella como en tu comunidad, llena de parientes a los que tienes cerca de tu corazón. «Si alguien se ponía enfermo en el barrio, todos los vecinos hacían sopa o comida o ropa. Nos cuidábamos los unos a los otros porque así era en Italia. Éramos una gran familia», dice.
Tony fue padre antes de casarse. Adoptó a un niño chino que en ese momento no tenía sentido de la orientación. Los amigos de Tony, que también pertenecían al crimen organizado, le preguntaron si podía dar cobijo al niño de 12 años. El niño solía quedarse en el sótano de uno de los miembros de Outfit y limpiar su bar y, a cambio, el niño recibía comida. Actualmente, su hijo vive en Boulder City, NV.
Tony acabó asociándose con Tony Spilotro y la banda Hole in the Wall, y terminó cumpliendo dos años de prisión. Tony dice que todo fue una conspiración. Solo por su afiliacion con el infame Spilotro, Tony dice que las fuerzas de la ley querian atraparlo. «Yo era más sumiso y volaba bajo el radar. Lo mío era ganar dinero para ellos. Hasta el momento en que fui a la cárcel, en 1986, hice borrón y cuenta nueva. Cuando fui a la cárcel, fue una cuestión de trampa. Realmente no tuve nada que ver con eso. Sólo me querían fuera de las calles porque era el chófer de Tony Spilotro», dice.
Sorprendentemente, Tony dice que si tuviera la oportunidad de participar en el crimen organizado hoy lo haría sin dudarlo. «Así de apasionante es ese mundo», dice. Pero admite que el Outfit no podría existir como en los años 30 porque hay cámaras por todas partes y la gente hace fotos todo el tiempo. «Yo tenía 15 años antes de que apareciera la televisión y la comunicación no era tan rápida como ahora. Hay que ponerlo en perspectiva. Todo en mi época era como a cámara lenta'», dice.
Actualmente, Tony vive en Las Vegas, NV, donde trabaja como presentador en el restaurante La Scala y da conferencias en la UNLV. Y aparte de explicar su historia en numerosos documentales, también planea sacar un libro y hacer una película llamada Mafia Heaven. Además, la mayor lección que ha aprendido Tony es la de sobrevivir. «La supervivencia fue grande en mi vida hasta los 40 años», dice.