Luchando contra los depredadores, el hambre y, a menudo, entre ellos, los chimpancés suelen forjarse una dura existencia en los bosques de África Central. Tanto es así, que durante mucho tiempo se pensó que su esperanza de vida era escandalosamente baja, de unos 17 años en la naturaleza. Pero un estudio a largo plazo de una población ha descubierto que los chimpancés que viven en Uganda tienden a vivir hasta una edad avanzada.
Los chimpancés en cuestión viven en la comunidad de Ngogo, en el Parque Nacional de Kibale, que contiene un gran grupo de simios relativamente inalterados que han sido estudiados continuamente desde 1995. A partir de estos datos, los investigadores pudieron elaborar una imagen detallada de las historias vitales de los chimpancés y calcular la esperanza de vida media de los individuos nacidos en la comunidad durante este tiempo.
Descubrieron que la demografía total de 306 chimpancés tenía una esperanza de vida media de unos sorprendentes 33 años. Aunque se sabe que los chimpancés en cautividad alcanzan edades de hasta 78 años, se estima que la edad máxima en la naturaleza es de más de 60 años, aunque está lejos de ser la norma. Es más, esta cifra de 33 años se sitúa incluso dentro del rango de esperanza de vida que generalmente se da para las comunidades de cazadores-recolectores humanos, de unos 27 a 37 años.
«Desde hace tiempo se ha propuesto que existen diferencias extremas en la esperanza de vida de los cazadores-recolectores humanos y de los chimpancés», explica en un comunicado David Watts, de la Universidad de Yale, coautor del estudio publicado en el Journal of Human Evolution. «Nuestro estudio descubre que, aunque la esperanza de vida máxima difiere mucho, las diferencias en la vida media no son tan dramáticas como se pensaba habitualmente, especialmente cuando los chimpancés no están sometidos a grandes impactos negativos causados por los humanos».»
Los investigadores sospechan que los promedios anteriormente bajos de la esperanza de vida de los chimpancés pueden deberse a qué comunidades se estaban estudiando y al nivel de brotes de enfermedades y perturbaciones antropogénicas a las que se enfrentan. Los simios de la comunidad de Ngogo llevan una vida relativamente intacta, con abundante comida, sin depredadores naturales y poca influencia humana. Tampoco se ha registrado ningún brote de enfermedad, ya sea de origen natural o humano, dentro del bosque.
«Nuestros hallazgos muestran cómo los factores ecológicos, incluyendo la variación en el suministro de alimentos y los niveles de depredación, impulsan la variación en la esperanza de vida entre las poblaciones de chimpancés salvajes», dice el autor principal Brian Wood. Parece que esta población de simios se asemeja más a la de los cazadores-recolectores que a la de los chimpancés.
El estudio también puede ayudar a informar sobre cómo pudieron ser las historias de vida de nuestros antepasados. Puede, por ejemplo, darnos una idea de cómo los ecosistemas cambiantes pueden conducir a cambios dramáticos en la esperanza de vida, lo que podría entonces tener impactos significativos sobre si ciertas poblaciones tienen más probabilidades de sobrevivir o no.