La práctica espiritual del examen diario tiene sus orígenes en el siglo XVI en Ignacio de Loyola, pero ofrece un marco para la oración que sigue resonando incluso más de 500 años después. El objetivo del examen diario es encontrar la presencia de Dios en tu vida para que puedas estar agradecido y para que puedas escuchar su guía.
No hay una forma designada para realizar la oración ni tampoco el tiempo necesario para completarla; de hecho, sólo 10 minutos deberían ser suficientes. En el enfoque descrito a continuación, el examen diario se practica al final del día.
- Prepara tu corazón y tu mente. Céntrate encendiendo una vela o respirando profundamente. Permítase sentir la presencia del Espíritu Santo.
- Revise el día con gratitud. Piensa en los acontecimientos de tu día, anotando las alegrías y los placeres. Piensa en las personas con las que te relacionaste y en lo que compartisteis. No olvides los pequeños placeres. Luego, agradezca a Dios por estas experiencias.
- Preste atención a sus emociones. Fíjate en los puntos de tu día en los que te sentiste fuertemente. Qué te está diciendo Dios a través de tus sentimientos? Los sentimientos de frustración pueden indicar que necesitas cambiar de rumbo en un determinado proyecto. Los sentimientos de preocupación por la situación de un amigo podrían impulsarlo a enviar una nota de consuelo más adelante.
- Seleccione una parte de su día para orar. Qué parte de tu día te llama más la atención? Puede ser positiva o negativa. Eleva una oración de gratitud, intercesión, arrepentimiento, lo que sea.
- Ora por el mañana. Pídele a Dios que te guíe en los desafíos de mañana. Entrega tus ansiedades a Dios y reza por la esperanza.
Una simple tarjeta de oración que enumera los pasos del examen se puede encontrar aquí. Otros enfoques para rezar el examen pueden encontrarse en Ignatian Spirituality (de Loyola Press) y Alive Now.
Katie Huffman
Foto del usuario foulline, vía CC.