Halón, compuesto químico utilizado antiguamente en la lucha contra el fuego. Un halón puede ser cualquiera de un grupo de compuestos organohalogenados que contienen bromo y flúor y uno o dos carbonos. La eficacia de los halones en la extinción de incendios se debe a su acción de interrumpir las reacciones en cadena que propagan el proceso de combustión. Los halones no son conductores de la electricidad y pueden utilizarse en la lucha contra los incendios de líquidos inflamables y de la mayoría de los materiales combustibles sólidos, incluidos los de los equipos eléctricos; son ineficaces en los combustibles que contienen su propio agente oxidante o metales altamente reactivos, como el sodio o el potasio. El halón 1301 (bromotrifluorometano) es especialmente adecuado para la extinción de incendios en equipos electrónicos porque no deja residuos y no provoca cortocircuitos eléctricos ni corrosión dañina en los equipos.
Los halones son a la vez agotadores del ozono atmosférico y gases de efecto invernadero. De acuerdo con el Protocolo de Montreal, su fabricación y consumo fueron eliminados en los países industrializados el 1 de enero de 2000.