ImpuestosEditar
Los impuestos son una herramienta en el ajuste de la economía. Las políticas fiscales diseñadas por los gobiernos afectan a los grupos de consumidores, al gasto neto de los consumidores y a la confianza de éstos. Los economistas esperan que la manipulación de los impuestos aumente o disminuya el gasto de los consumidores, aunque el impacto preciso de las manipulaciones específicas suele ser objeto de controversia.
En la manipulación de los impuestos como estimulante o supresor del gasto de los consumidores subyace una ecuación para el Producto Interior Bruto (PIB). La ecuación es PIB = C + I + G + NX, donde C es el consumo privado, I es la inversión privada, G es el gobierno y NX es el neto de las exportaciones menos las importaciones. El aumento del gasto público crea demanda y expansión económica. Sin embargo, el aumento del gasto público se traduce en un aumento de los impuestos o en un gasto deficitario. Esto crea un potencial impacto negativo en el consumo privado, la inversión y/o la balanza comercial.
Sentimiento del consumidorEditar
El sentimiento del consumidor es la actitud general de hacia la economía y la salud de los mercados fiscales, y son un fuerte constituyente del gasto del consumidor. Los sentimientos tienen una poderosa capacidad para provocar fluctuaciones en la economía, ya que si la actitud del consumidor respecto al estado de la economía es mala, se mostrará reacio a gastar. Por lo tanto, los sentimientos resultan ser un poderoso predictor de la economía, porque cuando la gente tiene fe en la economía o en lo que cree que ocurrirá pronto, gastará e invertirá con confianza. Sin embargo, los sentimientos no siempre afectan a los hábitos de gasto de algunas personas tanto como a los de otras. Por ejemplo, algunos hogares fijan su gasto estrictamente en función de sus ingresos, de modo que éstos se aproximan o casi se aproximan a su consumo (incluido el ahorro). Otros se basan en sus sentimientos para dictar cómo gastan sus ingresos y demás.
Estímulos económicos del gobiernoEditar
En tiempos de problemas o incertidumbre económica, el gobierno a menudo trata de rectificar la cuestión mediante la distribución de estímulos económicos, a menudo en forma de reembolsos o cheques. Sin embargo, estas técnicas han fracasado en el pasado por varias razones. Como se ha dicho antes, el alivio financiero temporal rara vez tiene éxito porque a la gente no le suele gustar cambiar rápidamente sus hábitos de gasto. Además, en muchas ocasiones la gente es lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de que los paquetes de estímulo económico se deben a la recesión económica y, por tanto, son aún más reacios a gastarlos. En su lugar, los destinan al ahorro, lo que potencialmente también puede ayudar a estimular la economía. Al poner el dinero en los ahorros, los bancos se benefician y son capaces de disminuir los tipos de interés, lo que entonces anima a otros a ahorrar menos y promover el gasto futuro.
CombustibleEdit
Cuando se interrumpe el suministro de combustible, la demanda de bienes que dependen del combustible, como los vehículos de motor y la maquinaria, puede disminuir. La interrupción del suministro de energía crea incertidumbre sobre la disponibilidad y los próximos precios de estos suministros. A menudo, los consumidores no compran productos que dependen de la energía hasta que pueden estar seguros de que el combustible estará disponible para utilizar el producto.
Los aumentos en el precio del combustible no conducen a la disminución de la demanda porque ésta es inelástica. Más bien, una mayor parte de los ingresos se gasta en combustible y se dispone de menos para comprar otros bienes. Esto conduce a una disminución general del gasto de los consumidores.