La evaporación se produce cuando un líquido se convierte en gas. Se puede visualizar fácilmente cuando los charcos de lluvia «desaparecen» en un día caluroso o cuando la ropa mojada se seca al sol. En estos ejemplos, el agua líquida no se desvanece realmente, sino que se evapora en un gas, llamado vapor de agua.
La evaporación se produce a escala global. Junto con la condensación y la precipitación, la evaporación es uno de los tres pasos principales del ciclo del agua en la Tierra. La evaporación representa el 90 por ciento de la humedad de la atmósfera terrestre; el otro 10 por ciento se debe a la transpiración de las plantas.
Las sustancias pueden existir en tres estados principales: sólido, líquido y gaseoso. La evaporación es sólo una de las formas en que una sustancia, como el agua, puede cambiar entre estos estados. La fusión y la congelación son otras dos formas. Cuando el agua líquida alcanza una temperatura lo suficientemente baja, se congela y se convierte en un sólido: el hielo. Cuando el agua sólida se expone a suficiente calor, se funde y vuelve a ser líquida. Cuando el agua líquida se calienta aún más, se evapora y se convierte en un gas-vapor de agua.
Estos cambios entre estados (fusión, congelación y evaporación) se producen porque a medida que la temperatura aumenta o disminuye, las moléculas de una sustancia comienzan a acelerarse o a ralentizarse. En un sólido, las moléculas están muy juntas y sólo vibran unas contra otras. En un líquido, las moléculas se mueven libremente, pero permanecen juntas. En un gas, se mueven de forma salvaje y tienen mucho espacio entre ellas.
En el ciclo del agua, la evaporación se produce cuando la luz del sol calienta la superficie del agua. El calor del sol hace que las moléculas de agua se muevan cada vez más rápido, hasta que se mueven tan rápido que se escapan en forma de gas. Una vez evaporada, una molécula de vapor de agua pasa unos diez días en el aire.
A medida que el vapor de agua sube en la atmósfera, comienza a enfriarse de nuevo. Cuando se enfría lo suficiente, el vapor de agua se condensa y vuelve a ser agua líquida. Estas gotas de agua acaban reuniéndose para formar nubes y precipitaciones.
La evaporación de los océanos es vital para la producción de agua dulce. Dado que más del 70% de la superficie de la Tierra está cubierta por los océanos, éstos son la principal fuente de agua en la atmósfera. Cuando esa agua se evapora, la sal queda atrás. El vapor de agua dulce se condensa entonces en nubes, muchas de las cuales se desplazan sobre la tierra. Las precipitaciones de esas nubes llenan de agua dulce lagos, ríos y arroyos.