¿Qué es la estructura de capital?
La estructura de capital es la combinación particular de deuda y capital social utilizada por una empresa para financiar sus operaciones generales y su crecimiento.
El capital social surge de las acciones de propiedad de una empresa y de los derechos a sus futuros flujos de caja y beneficios. La deuda se presenta en forma de emisiones de bonos o préstamos, mientras que el capital social puede presentarse en forma de acciones ordinarias, acciones preferentes o beneficios retenidos. La deuda a corto plazo también se considera parte de la estructura de capital.
Los puntos clave
- La estructura de capital es la forma en que una empresa financia sus operaciones generales y su crecimiento.
- La deuda consiste en dinero prestado que se debe devolver al prestamista, normalmente con gastos de intereses.
- El capital social consiste en derechos de propiedad de la empresa, sin necesidad de devolver ninguna inversión.
- La relación entre deuda y capital (D/E) es útil para determinar el riesgo de las prácticas de endeudamiento de una empresa.
Estructura de capital
Entendiendo la estructura de capital
Tanto la deuda como el capital pueden encontrarse en el balance. Los activos de la empresa, que también figuran en el balance, se adquieren con esta deuda y este capital. La estructura de capital puede ser una mezcla de deuda a largo plazo, deuda a corto plazo, acciones ordinarias y acciones preferentes de una empresa. La proporción de deuda a corto plazo de una empresa frente a la deuda a largo plazo se tiene en cuenta a la hora de analizar su estructura de capital.
Cuando los analistas se refieren a la estructura de capital, lo más probable es que se refieran a la relación entre la deuda y el capital (D/E) de una empresa, que permite conocer el grado de riesgo de las prácticas de endeudamiento de una empresa. Normalmente, una empresa que se financia en gran medida con deuda tiene una estructura de capital más agresiva y, por lo tanto, supone un mayor riesgo para los inversores. Este riesgo, sin embargo, puede ser la principal fuente de crecimiento de la empresa.
La deuda es una de las dos principales formas en que una empresa puede obtener dinero en los mercados de capitales. Las empresas se benefician de la deuda debido a sus ventajas fiscales; los pagos de intereses realizados como resultado de los fondos prestados pueden ser deducibles de los impuestos. La deuda también permite a una empresa o negocio conservar la propiedad, a diferencia del capital. Además, en épocas de bajos tipos de interés, la deuda es abundante y de fácil acceso.
El capital social permite a los inversores externos hacerse con la propiedad parcial de la empresa. El capital es más caro que la deuda, especialmente cuando los tipos de interés son bajos. Sin embargo, a diferencia de la deuda, el capital no necesita ser devuelto. Esto es una ventaja para la empresa en caso de que los beneficios disminuyan. Por otro lado, los fondos propios representan un derecho del propietario sobre los futuros beneficios de la empresa.
Medidas de la estructura de capital
Las empresas que utilizan más deuda que fondos propios para financiar sus activos y financiar las actividades operativas tienen un ratio de apalancamiento elevado y una estructura de capital agresiva. Una empresa que paga los activos con más capital que deuda tiene un ratio de apalancamiento bajo y una estructura de capital conservadora. Dicho esto, un alto ratio de apalancamiento y una estructura de capital agresiva también pueden conducir a mayores tasas de crecimiento, mientras que una estructura de capital conservadora puede conducir a menores tasas de crecimiento.
Importante
El objetivo de la dirección de la empresa es encontrar la combinación ideal de deuda y capital, también denominada estructura de capital óptima, para financiar las operaciones.
Preguntas frecuentes
¿Por qué las distintas empresas tienen una estructura de capital diferente?
La estructura de capital se refiere a la proporción de fondos propios frente a la financiación de la deuda que una empresa utiliza para llevar a cabo sus operaciones y crecer. Los directivos tienen que sopesar los costes y beneficios de conseguir cada tipo de capital junto con su capacidad para conseguir cualquiera de ellos. El capital social implica la dilución de una parte de la propiedad de la empresa y de los derechos de voto, pero conlleva menos obligaciones para los inversores en términos de reembolso. La deuda suele ser un capital más barato (además de tener ventajas fiscales), pero conlleva serias responsabilidades en cuanto al reembolso de los intereses y el capital, lo que puede llevar a un impago o a la quiebra si no se lleva a cabo. Las empresas de distintos sectores utilizarán las estructuras de capital que mejor se adapten a su tipo de negocio. Las industrias que hacen un uso intensivo de capital, como la fabricación de automóviles, pueden utilizar más deuda, mientras que las empresas que hacen un uso intensivo de mano de obra u orientadas a los servicios, como las empresas de software, pueden dar prioridad al capital social.
¿Cómo deciden los directivos la estructura de capital?
Suponiendo que una empresa tenga acceso al capital (por ejemplo, inversores y prestamistas), querrán minimizar su coste de capital. Esto puede hacerse utilizando un cálculo del coste medio ponderado del capital (WACC). Para calcular el WACC, el gestor o analista multiplicará el coste de cada componente de capital por su peso proporcional. Una empresa tendrá que sopesar su coste absoluto de capital frente a su riesgo de impago, por lo que una estructura de capital óptima incluirá tanto deuda como capital.
¿Cómo utilizan los analistas e inversores la estructura de capital?
Según los economistas Franco Modigliani y Merton Miller, en ausencia de impuestos, costes de quiebra, costes de agencia e información asimétrica, en un mercado eficiente, el valor de una empresa no se ve afectado en absoluto por su estructura de capital. Sin embargo, si una empresa tiene demasiada deuda, los inversores suelen considerarla un riesgo crediticio. Si tiene demasiado capital, pueden pensar que la empresa ha diluido demasiado su propiedad. Desgraciadamente, no existe una proporción mágica entre deuda y fondos propios que sirva de guía para lograr una estructura de capital óptima en el mundo real. Lo que define una combinación saludable de deuda y capital varía según los sectores implicados, la línea de negocio y la fase de desarrollo de la empresa, y también puede variar con el tiempo debido a los cambios externos en los tipos de interés y el entorno normativo. Sin embargo, dado que a los inversores les conviene invertir su dinero en empresas con balances sólidos, tiene sentido que el equilibrio óptimo refleje, por lo general, menores niveles de deuda y mayores niveles de capital.
¿Qué medidas utilizan los analistas y los inversores para evaluar la estructura de capital?
Además del WACC, hay varias métricas que pueden utilizarse para estimar la bondad de la estructura de capital de una empresa. Los ratios de apalancamiento son un grupo de métricas que se utilizan y que ponen la deuda en relación con el capital. La relación deuda-capital (D/E) es un ejemplo común, junto con el grado de apalancamiento financiero (DoL).