La mayoría de las personas experimentan estrés y ansiedad en algún momento de sus vidas. Dependiendo del nivel de gravedad, pueden impactar negativamente en la calidad de vida de uno. Aunque el estrés y la ansiedad comparten muchos de los mismos síntomas emocionales y físicos -inquietud, tensión, dolores de cabeza, presión arterial alta y pérdida de sueño- tienen orígenes muy diferentes. Determinar cuál de los dos está experimentando es fundamental para encontrar un plan de tratamiento eficaz y sentirse mejor.
Generalmente, el estrés es una respuesta a una causa externa, como un plazo de entrega ajustado en el trabajo o tener una discusión con un amigo, y disminuye una vez que la situación se ha resuelto. Dado que el estrés está causado por factores externos, afrontarlos de frente puede ayudar. Si experimenta un estrés prolongado y crónico, hay muchas formas de controlar y reducir los síntomas, como la actividad física, los ejercicios de respiración, un sueño adecuado y dedicar tiempo a conectar con los demás.
La ansiedad es la reacción específica de una persona al estrés; su origen es interno. La ansiedad se caracteriza típicamente por una «sensación persistente de aprensión o temor» en situaciones que no son realmente amenazantes. A diferencia del estrés, la ansiedad persiste incluso después de que haya pasado la preocupación. En los casos más graves, la ansiedad puede convertirse en un trastorno de ansiedad, el problema de salud mental más común en los EE.UU. Los trastornos de ansiedad se clasifican de diversas maneras: ansiedad generalizada, trastorno de pánico, fobias, ansiedad social, trastorno obsesivo-compulsivo y trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Las personas que viven con ansiedad, así como con estrés crónico, probablemente se beneficiarán de una atención supervisada y deberían considerar la posibilidad de acudir a un profesional de la salud mental autorizado.
Es importante saber identificar y diferenciar los signos de estrés y ansiedad. El estrés es un desencadenante común de la ansiedad y es importante detectar los síntomas de ansiedad a tiempo para prevenir el desarrollo de un trastorno de ansiedad.
Por eso los Primeros Auxilios en Salud Mental enseñan a los participantes a notar los signos de angustia. Un ataque de pánico, por ejemplo, es un síntoma de ansiedad, no de estrés. Durante un ataque de pánico, las personas experimentan síntomas similares a los de un ataque al corazón, como dolor en el pecho, sudoración, sensación de desmayo, náuseas, escalofríos y dificultades para respirar. Se desarrolla de forma abrupta y suele alcanzar su punto máximo en 10 minutos. (Por supuesto, para estar seguro, nunca dude en llamar al 911.)
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