No recuerdo quién lo dijo primero, pero la mejor manera de acabar con la rivalidad y las peleas entre hermanos es: no tener hermanos.
¿Demasiado tarde? Lo mismo digo.
¿Tus hijos han dibujado una línea imaginaria (o real) en medio de su habitación o en el asiento trasero del coche y han dicho: «¡Te quedas en tu lado o te arranco los brazos!»
¿O has oído a tus hijos quejarse:
«¡Me está tocando!»
«¡Haz que deje de mirarme!»
«¡Me está tomando el pelo!»
«¡Para! No me gusta. Te estoy delatando»
Mi queja favorita de los hermanos la compartió un padre cansado y paciente en una conferencia a la que asistí hace años. Uno de sus hijos se quejó a su mamá: «¡Mamá, está respirando mi aire!»
Los niños se pelean. Se vuelven locos unos a otros. Se estorban mutuamente. Los padres me preguntan cómo detenerlo y por qué ocurre. Mi respuesta: ¿Cuántos años tenías cuando dejaste de pelearte con tus hermanos? Muchos adultos confiesan que siguen teniendo conflictos con sus hermanos aunque tengan 30 o 40 años y vivan a 1.000 kilómetros de distancia. Las cenas de Navidad son un ejemplo perfecto.
Me encanta lo que dijo P. J. O’Rourke: «Cualquiera puede tener un hijo, pero pasar de un hijo a dos es como pasar de tener un perro a dirigir un zoo».
Con todo esto como telón de fondo, tenemos que reconocer que evitar el conflicto entre hermanos es casi imposible, pero podemos hacer un puñado de cosas para reducir la frecuencia con la que se produce, y lo malo que resulta. No, no es necesario comprar uno de cada cosa para cada niño. Compartir es parte de estar en una familia.
En su lugar, prueba estos consejos:
- Da atención individual a todos tus hijos. Nunca será del todo igual. Pero cuando alguien lo necesite, esté ahí para él. (Recuerde que a las niñas les gusta estar cara a cara, los niños prefieren estar de lado a lado)
- Cuando todos necesiten atención y no sea posible el triaje individual, utilice la distracción o hagan algo juntos.
- Sea consciente de los factores desencadenantes (Hambre, Ira, Soledad, Cansancio) e intervenga pronto. Si los niños están cansados y tienen hambre, ¡manténgalos separados si puede!
- Asegúrese de que los grandes no se conviertan en padres de los pequeños. «¡No eres mi jefe!» significa que alguien puede estar ejerciendo demasiado su autoridad y los padres deben estar más presentes.
- Tenga claros sus límites: «Somos respetuosos. Hablamos con amabilidad»
- Evite las bofetadas. Esto modela la agresión y la violencia a nuestros hijos. Es más probable que lo repitan.
- Enseñe a los niños a tranquilizarse. Mirar al cielo, respirar, contar de nuevo desde 1000 en 3, cavar un agujero en el arenero para enterrar su ira, dibujar su frustración o escuchar música. Cada una de estas ideas puede ayudar a un niño a relajarse.
- Si puedes ponerle nombre, puedes domarlo. Si notas que un niño se está frustrando, ponle nombre. Esto les ayudará a saber que sus emociones son normales y que pueden ser tratadas de forma positiva.
- Enseñe y modele la empatía.
- Recuerde que es difícil ser un hermano, especialmente cuando se es joven. Los hermanos mayores suelen ridiculizar y atormentar a los hermanos menores. Esto es doloroso para cualquiera.
Todos los padres con más de un hijo -de hecho, todos los humanos en una relación- experimentarán alguna forma de conflicto, particularmente con los más cercanos. El conflicto no siempre es malo. Nos permite reexaminar hábitos y prioridades y nos da la posibilidad de progresar. Pero puede ser un problema si no lo utilizamos para mejorar.
Cuando los niños se pelean entre sí, mantén la calma, sé claro y muestra empatía. Están actuando por la forma en que se sienten. Ayúdeles a sentirse mejor, y actuarán mejor.
Luego, invíteles a pensar en cómo su comportamiento está impactando a los demás. A medida que vean cómo lo que hicieron afectó a los demás, usted puede ayudarles a identificar mejores formas de actuar con los demás, y poco a poco avanzar hacia una vida familiar más feliz para todos.
El Dr. Justin Coulson es un investigador de la crianza de los hijos, autor y orador. Es el autor del nuevo libro 21 Days to a Happier Family. Este post apareció originalmente en happyfamilies.com.au y ha sido reproducido con permiso.