Guarda reconfortantes capas de salsa picante y quesos pegajosos.
Es difícil encontrar un plato principal más reconfortante que la clásica lasaña. Es un alimento básico de la semana y la estrella de las cenas, y es tan versátil como personalizable. Desde la tradicional salsa de carne picada y tomate hasta una actualización de salchichas y champiñones de pavo, es fácil mezclar y combinar los ingredientes para obtener versiones creativas de las capas de queso horneadas. Nuestras favoritas incluyen combinaciones tradicionales y creativas, como la Lasaña Extra Fácil, la Lasaña de Pollo Celestial, la Lasaña de Pavo Saludable y la Lasaña de Salchicha y Calabaza. (Incluso hemos llevado la lasaña a la mesa de los postres con nuestra receta de lasaña de chocolate.)
Mejor aún, puedes preparar y congelar la lasaña que más te guste. En una noche de semana ocupada, tendrás una cómoda comida casera que sólo necesita ser metida en el horno. Esta es la mejor manera de congelar la lasaña antes de hornearla.
Cómo congelar la lasaña
Paso 1: Preparar el recipiente para hornear Forrar un recipiente para hornear de 13 x 9 pulgadas con papel de aluminio antiadherente de alta resistencia, dejando que varios centímetros de papel se extiendan por los lados.
Paso 2: Seguir las instrucciones de la receta: Prepare la receta como se indica en su plato forrado con papel de aluminio, deteniéndose antes de cualquier instrucción para hornear.
Paso 3: Congele hasta que esté firme y envuélvala con papel de aluminio: Congele la lasaña sin hornear hasta que esté firme. Saque la lasaña firme de su plato para hornear sujetando los bordes del papel de aluminio, y doble el papel de aluminio sobre la lasaña completamente. Envuelva en papel de aluminio adicional, asegurándose de que está bien cerrado para mantener fuera el aire. Congela hasta 1 mes.
Mira: Lasaña extrafácil
Paso 4: Descongelar y hornear: El día antes de servir, saca la lasaña del congelador. Retire el papel de aluminio y coloque su lasaña en una fuente de horno de 13 x 9 pulgadas ligeramente engrasada. Cúbrala y descongélela durante la noche en su refrigerador. Hornee según las instrucciones de la receta. También puedes hornear tu lasaña congelada, aunque deberás prever el doble de tiempo de horneado.
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