El sol da energía a la vida en la Tierra, y sin esta estrella, no estaríamos aquí. Pero, como la mayoría de las cosas en el espacio, incluso las estrellas tienen una vida limitada, y algún día nuestro sol morirá.
Sin embargo, no hay que preocuparse por esta muerte solar a corto plazo. En el interior del sol, un motor de fusión agitado alimenta a la estrella, y aún le queda mucho combustible: unos 5.000 millones de años.
Las estrellas como nuestro sol se forman cuando una enorme nube de gas (principalmente hidrógeno y helio) crece tanto que colapsa por su propio peso. La presión es tan alta en el centro de esa masa de gas en colapso que el calor alcanza niveles inimaginables, con temperaturas tan altas que los átomos de hidrógeno pierden sus electrones. Esos átomos de hidrógeno desnudos se fusionan entonces en átomos de helio, y esa reacción libera suficiente energía para contrarrestar la intensa presión de la gravedad que colapsa la nube de gas. La batalla entre la gravedad y la energía de las reacciones de fusión alimenta nuestro sol y miles de millones de otras estrellas en nuestra galaxia y más allá.
¿Qué pasará cuando el sol muera?
Pero en unos 5.000 millones de años, el sol se quedará sin hidrógeno. Nuestra estrella se encuentra actualmente en la fase más estable de su ciclo vital y lo ha estado desde el nacimiento de nuestro sistema solar, hace unos 4.500 millones de años. Cuando todo el hidrógeno se agote, el sol saldrá de esta fase estable. Al no quedar hidrógeno para fusionar en el núcleo, se formará una capa de hidrógeno de fusión alrededor del núcleo lleno de helio, escribió la astrofísica Jillian Scudder en un artículo para The Conversation. Las fuerzas gravitacionales tomarán el relevo, comprimiendo el núcleo y permitiendo que el resto del sol se expanda. Nuestra estrella crecerá más de lo que podemos imaginar, tanto que envolverá a los planetas interiores, incluida la Tierra. Es entonces cuando el sol se convertirá en una gigante roja.
Durante unos mil millones de años, el sol arderá como una gigante roja. Entonces, el hidrógeno de ese núcleo externo se agotará, dejando una abundancia de helio. Este elemento se fusionará con otros más pesados, como el oxígeno y el carbono, en reacciones que no emiten tanta energía. Una vez que desaparezca todo el helio, las fuerzas de la gravedad tomarán el control y el sol se reducirá hasta convertirse en una enana blanca. Todo el material exterior se disipará, dejando atrás una nebulosa planetaria.
«Cuando una estrella muere, expulsa al espacio una masa de gas y polvo, conocida como su envoltura. La envoltura puede llegar a tener la mitad de la masa de la estrella. Esto revela el núcleo de la estrella, que en este punto de la vida de la estrella se está quedando sin combustible, apagándose eventualmente y antes de morir finalmente», dijo el astrónomo Albert Zijlstra, de la Universidad de Manchester en el Reino Unido, en un comunicado.
Los astrónomos estiman que al sol le quedan entre 7.000 y 8.000 millones de años antes de apagarse y morir. Puede que para entonces la humanidad ya haya desaparecido, o quizás ya hayamos colonizado otro planeta.