La mayoría de nosotros estamos familiarizados con la sencilla prueba de pellizco de piel para comprobar si un caballo está deshidratado: Pellizque una zona de la piel y sepárela del caballo, luego suelte la piel y cuente cuánto tiempo tarda en aplanarse de nuevo. Cualquier cosa que supere los tres segundos puede indicar deshidratación.
Sin embargo, son menos conocidos los factores distintos a la hidratación que pueden afectar a los resultados de la prueba. Por ejemplo, la elasticidad de la piel varía en función del lugar del cuerpo. El cuello es un lugar común para la prueba de la piel, pero la punta del hombro puede ofrecer resultados más precisos porque la piel allí tiene un poco más de «cesión», por lo que es más fácil de pellizcar y tirar. Además, la edad puede afectar a la elasticidad de la piel. La piel de un caballo de más de 15 años no se va a retraer tan rápidamente como la de un caballo de un año, incluso si el caballo mayor está suficientemente hidratado.
También recuerde interpretar la prueba de pellizco en su contexto. Si su caballo no parece tener cólicos, estar enfermo o estar angustiado por el calor, lo más probable es que no esté significativamente deshidratado, incluso si su piel parece un poco menos elástica de lo normal. Sólo tienes que asegurarte de que tenga agua limpia y fresca -quizá tentándole a beber mezclando un poco de zumo de manzana- y vigilarle de cerca. Llame al veterinario si ve algo más que le haga preocuparse.
Este artículo apareció por primera vez en el número 453 de EQUUS, de junio de 2015.