Las acciones y los bonos poseen cada uno su propio conjunto de ventajas y desventajas. Además, cada clase de activo presenta estructuras, pagos, rendimientos y riesgos radicalmente diferentes. Entender los factores distintivos que separan estas dos clases de activos es clave para construir una cartera de inversión saludable que prospere a largo plazo. Por supuesto, las combinaciones de asignación de activos son únicas para cada persona, en función de la edad, la tolerancia al riesgo y los objetivos de inversión y jubilación a largo plazo de un inversor.
Consejos clave
- Las acciones ofrecen la posibilidad de obtener mayores rendimientos que los bonos, pero también conllevan mayores riesgos.
- Los bonos suelen ofrecer rendimientos bastante fiables y son más adecuados para los inversores con aversión al riesgo.
- Para la mayoría de los inversores, la diversificación de las carteras con una combinación de acciones y bonos es el mejor camino para lograr rendimientos de inversión mitigados por el riesgo.
Comprar acciones en lugar de bonos: Una visión general
Los pros y los contras de comprar acciones en lugar de bonos
Las acciones son esencialmente participaciones en corporaciones que cotizan en bolsa y que dan a los inversores la oportunidad de participar en el crecimiento de una empresa. Pero estas inversiones también conllevan la posibilidad de que su valor disminuya, pudiendo incluso llegar a cero. En cualquiera de los dos casos, la rentabilidad de la inversión depende casi por completo de las fluctuaciones del precio de las acciones, que están fundamentalmente ligadas al crecimiento y la rentabilidad de la empresa.
Un bono es un instrumento de renta fija que representa un préstamo realizado por los inversores (conocidos como «acreedores» o «deudores») a los prestatarios, que suelen ser empresas o entidades gubernamentales. También conocidos como cupones, los bonos se caracterizan por el hecho de que los pagos finales están garantizados por el prestatario. Con estas inversiones, hay una fecha de vencimiento concreta, en la que se devuelve el capital a los inversores, junto con los pagos de intereses vinculados al tipo de interés que existía al inicio del préstamo. Las empresas, los estados, los municipios y los gobiernos soberanos utilizan los bonos para financiar multitud de proyectos y operaciones. Dicho esto, algunos bonos conllevan el riesgo de impago, en el que es posible que un inversor pierda su dinero. Estos bonos tienen una calificación inferior al grado de inversión y se denominan bonos de alto rendimiento, bonos sin grado de inversión, bonos de grado especulativo o bonos basura. No obstante, atraen a un subgrupo de inversores de renta fija que disfrutan de la perspectiva de obtener mayores rendimientos.
Ventajas de comprar acciones en lugar de bonos
La principal ventaja de las acciones sobre los bonos es su capacidad para generar mayores rendimientos. En consecuencia, los inversores que estén dispuestos a asumir mayores riesgos a cambio de la posibilidad de beneficiarse de la subida de los precios de las acciones estarían mejor si eligieran las acciones. Los inversores también pueden considerar la posibilidad de invertir en acciones que pagan dividendos. Un dividendo es esencialmente una distribución de beneficios que una empresa hace a sus accionistas. Y los dividendos que no se toman pueden reinvertirse en el negocio en forma de más acciones de una empresa.
Diversificar las inversiones tanto en acciones como en bonos, une la relativa seguridad de los bonos, con el mayor potencial de rendimiento de las acciones.
Contras de comprar acciones en lugar de bonos
En general, las acciones son más arriesgadas que los bonos, simplemente por el hecho de que no ofrecen rendimientos garantizados al inversor, a diferencia de los bonos, que ofrecen rendimientos bastante fiables a través del pago de cupones. Los inversores con aversión al riesgo que busquen desplegar su capital de forma segura y se sientan cómodos con calendarios de pago más estructurados estarían mejor invirtiendo en bonos.