¿Te has preguntado alguna vez cómo escribir un poema? Para los escritores que quieren profundizar, componer versos te permite tamizar la arena de tu experiencia en busca de nuevos destellos de comprensión. Y si te dedicas a ello por razones menos elevadas, dar forma a una estrofa de principio a fin puede enseñarte a divertirte con el lenguaje de formas totalmente nuevas.
¿Sientes ya curiosidad por la poesía? Si tienes la tentación de probar con un par de versos pero no sabes muy bien por dónde empezar, ¡te tenemos cubierto! Para desmitificar el sutil arte de escribir versos, hemos hablado con la editora de Reedsy -y poeta publicada- Lauren Stroh. Sin más preámbulos, aquí tienes cómo escribir un poema en 8 pasos.
Paso 1. Haz una lluvia de ideas sobre tu punto de partida
No te obligues a escribir tu poema en orden, desde la primera línea hasta la última. En lugar de eso, elige un punto de partida al que tu cerebro pueda agarrarse mientras aprende a pensar en verso.
Tu punto de partida puede ser un verso o una frase que quieras trabajar en tu poema, pero no tiene por qué tener forma de lenguaje en absoluto. Puede ser una imagen en tu cabeza, tan particular como el rizo del pelo sobre la oreja de tu hija mientras duerme, o tan amplia como el mar. Incluso puede ser una sensación complicada que quieras plasmar con precisión, o un recuerdo al que vuelvas una y otra vez. Piensa en este punto de partida como el por qué de tu poema, tu impulso para escribirlo en primer lugar.
Si te preocupa que tu punto de partida no sea lo suficientemente grande como para merecer un poema entero, detente ahí. Al fin y al cabo, los gigantes de la literatura han exprimido en verso todos los temas bajo el sol, desde las decepciones de un Odiseo posterior a la Odisea hasta las ciruelas refrigeradas consumidas ilícitamente.
Según Lauren Stroh, tu experiencia es más que digna de ser inmortalizada en verso.
«Creo que los poemas más exitosos articulan algo verdadero sobre la experiencia humana y nos ayudan a mirar el mundo cotidiano de formas nuevas y emocionantes.»
Paso 2. Escribe libremente en prosa
Ahora que tienes un punto de partida en mente, es el momento de poner la pluma en el papel (o las yemas de los dedos en el teclado). Pero todavía no vas a escribir ninguna línea real. En lugar de eso, tómate este tiempo para profundizar en la imagen, el sentimiento o el tema del corazón de tu poema, y aprende a fijarlo con el lenguaje.
Tómate 10 minutos y anota todo lo que te venga a la mente cuando pienses en tu punto de partida. Puedes escribir en párrafos, en viñetas o incluso en un mapa mental. El propósito de este ejercicio no es producir un esquema: es generar un tesoro de materia prima, un repertorio de fragmentos vagamente conectados a los que recurrir cuando redactes tu poema en serio.
¿La parte más importante de esta escritura libre? No censurarse a sí mismo. Si te sorprendes burlándote de un giro de la frase, pensando demasiado en un recurso retórico o quejándote mentalmente de que «esta metáfora nunca llegará al borrador final». Dile a ese crítico interior que se calle de momento y anótalo de todos modos. Puede que consigas pulir esa idea chapucera e improvisada y convertirla en un verso agudo y conmovedor.
Paso 3. Elige la forma y el estilo de tu poema
Una vez que hayan pasado tus 10 minutos, echa un vistazo a lo que ha producido tu escritura libre. Lo más probable es que tengas un bonito lío: metáforas desordenadas, emociones inarticuladas, frases que se desvían o cambian de estructura a mitad de camino como quimeras gramaticales. No pasa nada. Hay un poema en alguna parte. ¿El siguiente paso? Liberarlo de ese marasmo de lenguaje.
Piensa en tu escritura libre como un trozo de mármol, ricamente veteado con brillo pero carente de forma. Vas a tomar este bloque y cincelar una escultura a partir de él. Eso significa averiguar qué tipo de forma puedes discernir en él: si es clásica y contenida, por ejemplo, o naturalista y fluida.
¿Deberías escribir versos libres o intentar seguir «reglas» más específicas, como el patrón de rima de un soneto o las restricciones silábicas de un haiku? Aunque tu material pida un poema sin restricciones formales, tendrás que decidir la textura y el tono de tu lenguaje. El verso libre, después de todo, es una forma tan diversa como la novela, que va desde el maximalismo sin aliento de Walt Whitman hasta la fría austeridad de H.D. ¿En qué lugar de este espectro se situará tu poema?
Paso 4. Lee para inspirarte
Un poema no es un libro de no ficción o incluso una novela histórica: no tienes que acumular resmas de investigación para escribir uno bueno. Dicho esto, un poco de lectura externa puede evitar el bloqueo del escritor y mantenerte inspirado durante todo el proceso de escritura.
Construye un breve programa personalizado en torno a la forma y el tema de tu poema. Digamos que estás escribiendo un trozo de verso libre sensorialmente rico y lingüísticamente libre sobre una relación de celos mutuos entre madre e hija. En ese caso, querrás leer algunos poemas imaginistas clave, junto con algunos poemas que esbocen visiones complicadas de la paternidad en términos no sentimentales.
Y si no quieres limitarte a poemas similares en forma y estilo a los tuyos, Lauren te cubre con una lista de lecturas para todos los gustos:
- El sueño de una lengua común de Adrienne Rich
- Todo lo que puedas conseguir de Mary Oliver
- Los poemas «First Turn to Me» y «You Jerk You Didn’t Call Me Up» de Bernadette Mayer.
- A menudo regalo «Lunch Poems» de Frank O’Hara a los amigos que escriben.
- Todo el mundo debería leer las entrevistas de los archivos de la Paris Review. Es agradable observar cómo hablan las personas familiarizadas con el lenguaje cuando no están actuando, trabajando o calentando para escribir.
Paso 5. Empieza a escribir para un público único: tú
Con una escritura libre en tu haber y algo de inspiración a mano, por fin ha llegado el momento de empezar la parte divertida: ¡redactar tu poema!
Después de toda la reflexión exploratoria que has hecho, estás más que preparado para empezar a escribir. Pero la presión de producir versos puede despertar tu metrofobia interior (o tu miedo a la poesía). Para mantener la ansiedad a raya, Lauren sugiere escribir para uno mismo, no para un público externo.
«Creo absolutamente que los poetas pueden determinar la validez de su propio éxito si les cambia el trabajo que están produciendo ellos mismos, si les desafía, si pone en cuestión su ética, sus hábitos o su relación con el mundo vivo. Y personalmente, mi vida ha cambiado ciertamente por ciertas líneas que he tenido la valentía de pensar y luego escribir – y esos momentos son cuando más he sentido que lo he logrado.»
Puede que eventualmente pulas tu trabajo si decides publicar tu poesía más adelante. (Y si lo haces, puedes consultar esta lista de revistas que aceptan envíos de poesía para empezar). Pero cuando tu primer borrador esté listo, trátalo como si fuera sólo para tus ojos.
Paso 6. Lee tu poema en voz alta
Un buen poema no tiene por qué ser bonito: tal vez una belleza fácil y melódica no sea tu objetivo. Sin embargo, debe cobrar vida en la página con un ritmo conscientemente elaborado, ya sea como un himno o discordante. Para conseguirlo, lee tu poema en voz alta: al principio, línea por línea, y luego todo junto, como un texto completo.
Probar cada verso con el oído puede ayudarte a sopesar una elección entre sinónimos, haciéndote notar, por ejemplo, el sonido acuoso de «glacial», la fragilidad de «icy», la solidez de «cold».
Leer en voz alta también puede ayudarte a solucionar los saltos de línea que no te parezcan correctos. ¿Es la línea anormalmente larga, lo que le obliga a apresurarse o a hacer una pausa en la mitad para inhalar apresuradamente? Si es así, ¿te gusta ese efecto desestabilizador o quieres dar literalmente al lector un poco de espacio para respirar?
Paso 7. Tómate un respiro para refrescar tu mente
A estas alturas, tu primer borrador ha cobrado forma. Puede que aún no sea perfecto, pero enhorabuena: has escrito un poema
Ahora, guárdalo durante un tiempo. Seguramente has leído cada línea tantas veces que el significado se ha desprendido de las sílabas. Así que tómate una semana de descanso para leer algún verso, trabajar en tu novela o incluso reflexionar sobre tu próximo proyecto poético. Luego vuelve renovado, porque tu trabajo no ha terminado todavía: aún tienes que revisar tu poema.
Paso 8. Revisa tu poema
Lauren subraya que la revisión de un poema es un proceso abierto que requiere paciencia – y un sentido de juego.
«Diviértete. Juega. Sé paciente. No te lo tomes en serio. Aunque los poemas parezcan más cortos de lo que estás acostumbrado a escribir, a menudo tardan años en ser lo que realmente son. Cambian y evolucionan. Lo más importante es encontrar un lugar tranquilo donde puedas estar contigo mismo y escuchar de verdad.»
¿Quieres otro par de ojos en tu poema durante este proceso? Tienes opciones. Puedes intercambiar piezas con un lector beta, hacer un taller con un grupo de crítica o incluso contratar a un editor de poesía profesional como Lauren para que perfeccione tu obra, una opción fuerte si planeas enviarla a una revista o convertirla en la base de un libro de bolsillo.
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Si decides volar en solitario, aquí tienes una lista de control para trabajar mientras revisas:
✅ Busca clichés. Te has encontrado recurriendo a frases hechas en algún momento? Vuelve al sentimiento con el que estabas lidiando e intenta plasmarlo en términos más fuertes y vívidos.
✅ Comprueba si tu poema comienza donde debería. Te ha costado unos cuantos versos de carraspeo llegar al punto real? Intenta empezar tu poema más abajo.
✅ Asegúrate de que cada línea pertenece. Al leer cada línea, pregúntate: ¿cómo contribuye esto al poema en su conjunto? ¿Avanza el tema, aclara las imágenes, establece o subvierte las expectativas del lector? Si la respuesta es algo así como «hace que el poema suene bien», considere la posibilidad de cortarlo.
Una vez que haya realizado esta lista de comprobación, no dude en prepararse una taza de té y sentarse tranquilamente un rato a reflexionar sobre sus triunfos literarios. Al fin y al cabo, has llevado un poema desde la caótica lluvia de ideas inicial hasta la capa final de pulido
¿Has despertado con este proceso a tu Wordsworth interior, o estás jugando felizmente a la prosa? En cualquier caso, esperamos que hayas disfrutado jugando con la poesía – y que hayas aprendido algo nuevo sobre tu enfoque del lenguaje.
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