¿Qué hacer cuando su adorable niño pequeño tiene un comportamiento no tan adorable, como pegar al amigo que le arrebata el juguete, morder a mamá o lanzar el plato de guisantes que no quiere por la habitación? ¿Es el momento de… el tiempo de espera?
El tiempo de espera -retirar al niño del entorno en el que se ha comportado mal a un espacio «neutro» y no estimulante- puede ser eficaz para los niños pequeños si se utiliza de la forma adecuada, dice la doctora Jennifer Shu, pediatra de Atlanta, editora de Baby and Child Health y coautora de Food Fights: Winning the Nutritional Challenges of Parenthood Armed With Insight, Humor, and a Bottle of Ketchup y Heading Home With Your Newborn: Del nacimiento a la realidad.
«Especialmente a esta edad, el tiempo fuera no debería ser punitivo. Es una pausa en la acción, una oportunidad para cortar de raíz lo que están haciendo»
El tiempo fuera no debe imponerse con rabia, coincide Elizabeth Pantley, presidenta de Better Beginnings, una empresa de recursos y educación familiar de Seattle, y autora de varios libros de crianza, entre ellos The No-Cry Discipline Solution. «El propósito del tiempo fuera no es castigar a tu hijo, sino darle un momento para que se controle y vuelva a entrar en la situación sintiéndose más capaz de afrontarla». También te da la oportunidad de tomar un respiro y alejarte del conflicto por un momento para no perder los nervios.