Las cataplasmas de hierbas son remedios sencillos y tradicionales que se utilizan de forma tópica sobre la piel para aliviar el dolor, la infección y la inflamación. Son a base de agua, lo que las hace especialmente elegidas cuando los remedios a base de aceite (que mantienen la humedad y el calor) están contraindicados. Los aceites y bálsamos de hierbas no deben aplicarse a las afecciones de la piel que lloran o a las infecciones bacterianas y fúngicas de la piel porque pueden retener la humedad y reducir el flujo de aire. Además, me parece que las cataplasmas de hierbas son a menudo remedios tópicos más eficaces que los preparados de hierbas a base de aceite, simplemente porque las cataplasmas están más concentradas, ya que contienen mucho material de hierbas frescas.
En general, las cataplasmas de hierbas son beneficiosas para las erupciones de hiedra venenosa, el eczema lloroso, la urticaria, las picaduras de insectos, la psoriasis, los granos, los forúnculos, las quemaduras solares frescas y las infecciones de la piel por hongos y bacterias. Las hierbas específicas utilizadas afectan a las propiedades medicinales exactas de cada cataplasma.
Ingredientes de una cataplasma de hierbas calmante: flores de caléndula, llantén, hojas de violeta, arcilla, agua y aceites esenciales
Las cataplasmas se preparan mezclando plantas terapéuticas (frescas o secas) en una papilla o pasta verde, tras lo cual se aplican directamente sobre una zona afectada. A continuación, se cubre la papilla con un paño limpio y seco o con material de vendaje, dependiendo del tamaño de la zona a tratar. La adición de un aglutinante, como la arcilla, facilita la aplicación de la cataplasma y ayuda a mantenerla. La arcilla también tiene sus propios beneficios para la curación de la piel y es especialmente útil para secar las afecciones de la piel que lloran, como la hiedra venenosa.
Como puede suponer, las cataplasmas pueden ser un asunto sucio. Una versión más sencilla consiste en envolver el material herbal humedecido en un paño permeable de tejido suelto y colocarlo en la zona a tratar. La versión más primitiva de una cataplasma es la bien llamada cataplasma de masticar y escupir, que se aplica, como se puede imaginar, únicamente sobre el propio cuerpo.
Los ingredientes de la cataplasma de hierbas se colocan en un procesador de alimentos y se licúan hasta que la mezcla tenga una consistencia similar a la del pesto